El presidente de EE.UU., Barack Obama, dijo hoy que decidió a comienzos de su mandato no tratar como un «adversario gigante» a Hugo Chávez, el presidente venezolano fallecido en 2013, porque no le veía como una «amenaza», y eso rebajó el sentimiento antiestadounidense en la región.
«Cuando llegué al poder, en la primera Cumbre de las Américas a la que asistí (en 2009), Hugo Chávez era aún la figura dominante en la conversación» en Latinoamérica, aseguró Obama en una entrevista que publica hoy la revista The Atlantic.
«Tomamos una decisión estratégica muy temprano (en mi Presidencia), que consistió en, en lugar de tomárnoslo como un adversario gigante de 3 metros de altura, dar al problema las dimensiones que merecía y decir: ‘No nos gusta lo que está pasando en Venezuela, pero no es una amenaza para EE.UU.'», agregó.
«Cuando vi a Chávez (en la Cumbre de las Américas de 2009), le estreché la mano y me entregó una crítica marxista de la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica», afirmó Obama en referencia a «Las venas abiertas de América Latina», de Eduardo Galeano.
Recordó que durante la misma cumbre, tuvo que escuchar al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, «despotricar contra Estados Unidos durante una hora».
Pero aseguró que «el hecho de que estuviéramos ahí y no nos tomáramos en serio todas esas cosas, porque realmente no suponían una amenaza para nosotros», ayudó a rebajar el sentimiento antiestadounidense en la región.
En el mismo sentido, el asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, dijo a la revista que, cuando Obama llegó al poder en 2009, «Hugo Chávez y Evo Morales y las fuerzas antiestadounidenses de la región tenían mucho peso, en parte porque (EEUU) desempeñaba el papel que ellos querían».
«Al retirarnos de esa conversación, de esa disputa ideológica, logramos retirar la lógica en la que se basaban esos líderes antiestadounidenses», sostuvo Rhodes.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba ha mejorado aún más la relación con el continente, apuntó Rhodes, que consideró que la política anterior estaba «perjudicando» a EE.UU. «en Latinoamérica y en el mundo».
DC | EFE