Un belga llamado Eric Vekeman ha vuelto a demostrar que ante un gran impedimento siempre se puede encontrar una solución con algo de ingenio.
Después de haber administrado una tienda de alimentos durante años quería convertir su pequeño local en un garaje para su vehículo, pero el Ayuntamiento de Zegelsem (Flanders) le prohibió este sueño por “la protección del paisaje urbano”.
El “no” de la administración local le impedía modificar el mobiliario urbano de forma permanente, así que Vekeman empezó a idear una solución que cumpliera con la normativa y le permitiera estacionar su BMW bajo techo. Tras unos garabatos en un papel se puso manos a la obra.
El escaparate que tenía antes la tienda dio paso a una gran ventana de pvc que se abre completamente. Debajo puso una especie de muro removible, como no podía construir una rampa permanente optó por comprar unas cuñas movibles. De esta forma ya podía meter y sacar el vehículo sin que sufrieran daños los neumáticos. Además, utiliza las persianas de la antigua tienda para ocultar el interior del garaje improvisado por las noches y coloca un banco enfrente para los transeúntes.
Por extravagante que parezca el plan, Vekeman puede seguir aparcando ahí. Tal y como ocurrió la semana pasada en Gran Canaria con otro caso llamado un “parking de altura”, no se incumple ninguna infracción de tráfico, ya que el vehículo permanece dentro de un inmueble privado.
El proceso de guardar el coche parece muy engorroso, pero Eric Vekeman asegura que lo tiene hecho en menos de dos minutos. Aún así, este hombre belga sigue suspirando para que algún día le dejen poner una puerta automática.
Es increíble de lo que es capaz el ingenio del ser humano, solo es cuestión de pensar detenidamente e ingeniar un buen plan de acción, como el de este hombre que aunque parezca insólito logró tener su garaje sin perturbar el patrimonio público.
DC | LV