Siria espera la retirada de las fuerzas rusas en vísperas del quinto aniversario del inicio del conflicto, después del anuncio hecho hoy por sorpresa por el mandatario ruso, Vladímir Putin, y confirmado por la Presidencia del país árabe.
La oficina del jefe de Estado sirio, Bachar al Asad, explicó en un comunicado que ambos presidentes acordaron en una conversación telefónica «la reducción» de los efectivos rusos «en concordancia con la situación actual sobre el terreno».
La nota destacó que esta decisión se ha tomado «después de los éxitos logrados sobre el terreno por el ejército sirio, en cooperación con la aviación rusa, en la lucha contra el terrorismo, el retorno de la seguridad a varias zonas y el aumento de las reconciliaciones en el país».
Desde Moscú, Putin informó de la retirada de «la mayor parte» de las fuerzas rusas a partir de mañana al considerar que han cumplido su misión.
Rusia, aliada del régimen de Damasco, inició una campaña de bombardeos en el territorio sirio el pasado 30 de septiembre, que ha permitido al ejército nacional avanzar en distintas partes del país.
El anunció coincidió este lunes con la reanudación de negociaciones en Ginebra entre el gobierno y la oposición, que son vistas con pocas esperanzas por muchos de los sirios que más sufren en las zonas asediadas.
«La gente no espera nada de los políticos, pero está de acuerdo con las conversaciones», resumió en declaraciones por internet un activista que se identificó como Firás, desde el interior de la localidad sitiada de Madaya, al noroeste de Damasco.
Pese a que la situación humanitaria es catastrófica en distintas partes del país tras cinco años de contienda que han causado 270.000 muertos, según cifras del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, actualmente es especialmente grave en las áreas cercadas, donde la ONU calcula que hay unas 400.000 personas atrapadas.
Si ha habido una ciudad que en el último año se ha convertido en el símbolo del sufrimiento de los civiles asediados es Madaya, rodeada por los leales al régimen de Bachar al Asad y donde en diciembre pasado las imágenes de bebés desnutridos difundidas por activistas por internet dieron la vuelta al mundo.
Desde comienzos de 2016, unas 30 personas han muerto en esa localidad por la falta de comida y medicamentos, de acuerdo a las cifras ofrecidas a Efe por el activista Nasir Ibrahim, miembro del Consejo Revolucionario Local de Madaya.
«Para serte sincero, la gente no tiene esperanza y está muy decepcionada, sobre todo, con la ONU. Se suponía que el asedio iba a acabar con la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad antes del comienzo de las negociaciones», apuntó.
Antes de asistir a una primera ronda de diálogo en Ginebra a finales de enero pasado la oposición exigió garantías a la ONU de que se iban a levantar los sitios a ciudades, algo que por el momento no ha ocurrido.
Además, la ONU anunció en las últimas semanas un aumento del acceso humanitario que no ha llegado a materializarse, aunque se han organizado algunos convoyes de ayuda.
En el caso de Madaya, el último cargamento entró el pasado 18 de febrero y, según Nasir, se necesita más asistencia de forma urgente, en particular «proteínas».
«Tenemos 300 casos de desnutrición y otros pacientes que sufren una rara enfermedad que causa flatulencias en el estómago, especialmente a los menores, los médicos dicen que es por la falta de proteínas», detalló.
Las necesidades humanitarias siguen siendo urgentes en Madaya, a pesar de que la situación de seguridad ha mejorado gracias al alto el fuego, aceptado por el gobierno y la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), la principal alianza opositora.
Nasir señaló que apenas se han registrado incidentes en la localidad desde el inicio del cese de las hostilidades, el pasado 27 de febrero, que ha logrado reducir los niveles de violencia en todo el país.
Los asedios figuran entre las principales violaciones de los derechos humanos en estos cinco años de conflicto en el territorio sirio por el volumen de población al que afectan, como explicó por teléfono el investigador de Siria de Amnistía Internacional (AI), Neil Sammonds.
Sammond señaló que la intervención de Rusia desde septiembre pasado «no ha hecho más que empeorar la situación de los derechos humanos y fortalecer a los efectivos gubernamentales», dijo.