A falta de candidato habrá nuevas elecciones en España

El Rey ha comunicado tras la finalización de la tercera ronda de contactos en la que ha verificado el fracaso de la undécima legislatura, que no propondrá ningún candidato a la investidura, por lo que de no mediar un acuerdo de última hora, el martes procederá a firmar la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones.

Felipe VI ha constatado este martes, tras concluir la tercera ronda de consultas con los líderes de los partidos políticos que obtuvieron escaños el 20-D, que ninguno de ellos cuenta con los apoyos suficientes para ser investido jefe del Ejecutivo antes de la fecha tope del lunes que viene, 2 de mayo, cuando se cumple el plazo oficial de dos meses tras la primera votación de investidura. Es la primera vez en la historia democrática de España que se repiten unas elecciones generales.

El comunicado difundido por la Casa del Rey no habla de convocatoria electoral, y señala que el Rey «no formula una propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno», aunque explica que esto lo hace «a los efectos de lo previsto en el artículo 99 de la Constitución». Y así se lo ha comunicado al presidente del Congreso, Patxi López.

La Constitución establece en su artículo 99 que, transcurridos dos meses tras la primera votación de investidura sin que ningún candidato obtenga la confianza del Congreso, el Rey disolverá el Congreso y el Senado y convocará comicios, con el refrendo del presidente del Congreso.
El límite para la investidura expira en la medianoche del 2 de mayo, que es cuando se cumplen los dos meses de la primera votación de investidura fallida de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, el 2 de marzo pasado. Al día siguiente, 3 de mayo, martes el Rey firmará la disolución de las dos Cámaras y la convocatoria de otras elecciones.

La nota explica que Felipe VI, «tras valorar la información que la han trasladado los representantes designados por los grupos políticos que han comparecido en las consultas, ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza».

El actual presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, ha sido el último de los dirigentes políticos en reunirse con el Rey en el palacio de la Zarzuela. Y le ha comunicado por tercera vez que, pese a que el PP ganó las elecciones, no cuenta con los votos necesarios ni ha logrado un pacto para aspirar a que el Congreso le vote como presidente del Gobierno.

Inmediatamente después, Felipe VI ha recibido al presidente del Congreso, Patxi López, para comunicarle su decisión. Previamente, el monarca ha recibido al líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien le ha comunicado que no cuenta con los votos necesarios para superar una segunda intentona de investidura.

Sánchez ya se sometió al voto del Congreso para intentar su investidura los días 2 y 4 marzo pasados, y en ambos casos solo obtuvo los votos de su partido, los de Ciudadanos (con el que había firmado un pacto, vigente al menos hasta esta misma semana) y Coalición Canaria. Insuficientes para superar la mayoría simple de los escaños en la segunda votación.

El Rey decidió el pasado día 12 recibir a los distintos representantes políticos parlamentarios entre ayer y hoy para comprobar si podía proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno susceptible de recibir el apoyo del Congreso o bien procedía a la disolución de las Cortes y a la convocatoria de nuevas elecciones generales. La decisión de esta tarde es consecuencia de estas conversaciones.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha asegurado hoy que el Rey, durante la reunión que han mantenido esta tarde, le ha trasladado una «recomendación» para que los partidos miren «para adelante», no entren en una campaña «de reproches» y hablen de las propuestas «de futuro» que requiere el país.

Patxi López será el primer presidente de las Cortes en aplicar el precepto constitucional de repetición de las elecciones por falta de acuerdo para la investidura de presidente del Gobierno. Y el primero que refrendará un decreto de disolución de las Cortes que firmará el Rey, porque hasta ahora todas las elecciones han sido convocadas por presidentes del Gobierno.

Las fechas previstas apuntan a que la campaña comenzará el 10 de junio, las elecciones el 26 de junio, y, previsiblemente, el 20 de julio será la constitución del nuevo Congreso y el nuevo Senado.

El Rey emitió un comunicado tras finalizar la segunda jornada de la tercera ronda de consultas en el que informó de su decisión de no proponer ningún candidato a la investidura de la presidencia del Gobierno. Y así lo trasladó al presidente del Congreso de los Diputados, Patxi López, que fue recibido por Felipe VI a última tarde, siguiendo el precepto del artículo 99 de la Constitución.

Fin del proceso

De no mediar en las últimas horas un acuerdo que nadie espera, el próximo martes 3 de mayo el Rey procederá a firmar la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Ese día se podrá punto final al proceso que se inició el pasado 20 de diciembre con unas elecciones generales de las que surgió un panorama parlamentario fragmentado, cuya aritmética ofrecía una combinatoria de alta complejidad. Un proceso, aunque con intentos de acuerdo, marcado por el desencuentro, los enrocamientos y las inhibiciones.

Es la primera vez en el transcurso de la reciente democracia española, que cumple ahora 40 años, que el país afronta una situación tan opuesta al entendimiento que inspiró la Transición.

En un momento de crisis institucional aguda y debilitamiento nacional, con un Gobierno en funciones que puede alargar su vida hasta el próximo octubre, el papel desempeñado por el Rey ha compensado el vacío creado por la política. No ha dejado morir de inanición un proceso que estaba condenado de antemano y hasta el último momento ha estado, acorde a sus exigencias constitucionales, explorado si existía una posibilidad de evitar que el proceso se cerrase con un fracaso que no solo tiene un gravoso impacto económico, sino que afecta a la credibilidad de la clase política española.

Incluso en los momentos en los que los líderes políticos parecían esconderse de la escena pública para no responder de posiciones que podían estar más cerca de los intereses de sus organizaciones que de los generales, el Rey ha intensificado su presencia y sus discursos, como ha ocurrido en la recta final de este proceso. Este martes han sido pocos los partidos que han reconocido el sólido papel del jefe del Estado en uno de los episodios menos brillantes de la política española.

DC | El País

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