Venezuela no debería sufrir apagones eléctricos como los que padece en estos días, siendo como es una potencia en energía hidráulica, eólica, solar y petrolera. Pero el caso es que, por la corrupción y el mal funcionamiento del sistema, se han despilfarrado 60.000 millones de dólares (53.000 millones de euros)invertidos en plantas fallidas de generación eléctrica. Así lo denunció a ABC el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, quien afirmó que, con esa inversión dilapidada a lo largo de 17 años de chavismo, el país no debería estar pasando penurias por los cortes de luz y agua, nueva plaga venezolana que se suma a las de la escasez de alimentos, medicamentos, repuestos y de todo tipo de bienes y productos.
«Ninguno de los países que se han visto afectados por el Niño presenta tal deterioro ni padece cortes de luz ni urgencias como nosotros», recalca Capriles, quien se pregunta: «¿Dónde está todo ese dinero que aparece en los registros como inversión del Estado?». Tras lo que concluye:«Todo se lo ha tragado impunemente la corrupción. Ahora somos también los más corruptos del mundo».
Cuatro embalses
Para la generación de energía hidroeléctrica, Venezuela cuenta con cuatro grandes embalses, el principal de ellos es el de Guri, que suministra el 70% de la electricidad y energía termoeléctrica del país. También están las presas Caruachi I, Caruachi II y Tocoma. Estas cuatro presas en el estado de Bolívar tienen capacidad para producir unos 17.000 megavatios para una demanda nacional de unos 15.000 megavatios, 18.000 en los momentos de máximo consumo. Pero la sequía ha reducido el caudal de los ríos Orinoco y Caroní por lo que la generación eléctrica ha bajado a unos 5.000 megavatios, según los expertos.
Hace un año un informe presidencial y confidencial alertaba a Maduro sobre la necesidad de invertir para el mantenimiento de las instalaciones del embalse Guri y las otras tres presas a la vista de la cada vez mayor reducción de lluvias. Pero el mandatario no hizo caso y las instalaciones siguen sin modernizarse. Además está el parque de plantas termoeléctricas que el Gobierno de Hugo Chávez expropió y que ha sido uno de los principales epicentros de la corrupción.
Uno de los casos más flagrantes de despilfarro ha sido denunciado por el diario «El Nacional», que cita fuentes sindicales del sector eléctrico para asegurar que entre 2008 y 2015 el Gobierno invirtió 32.800 millones de dólares (29.000 millones de euros) para contratar la generación de 16.354 megavatios. Pero de ese total solo se incorporaron 3.044 megavatios en el sistema eléctrico nacional. El resto se esfumó.
Corpoelec, la Corporación eléctrica estatal, y Petróleos de Venezuela (Pdvsa)«contrataron obras de generación eléctrica financiadas con fondos internacionales como el Fondo Chino, la Corporación Andina de Fomento y al Banco Interamericano de Desarrollo y recursos propios».
Un proyecto ambicioso
El proyecto original era ambicioso y podría haber evitado los apagones y actuales restricciones eléctricas, teniendo en cuenta que se esperaban generar 16.354 megavatios y que la demanda pico de Venezuela en momentos de máximo consumo es de 18.000 megavatios. Pero el dinero se perdió por el camino. Entre las empresas involucradas en la contratación de obras figuran la brasileña Odebrecht, Waller Marine, de EE.UU., el Convenio Alba-Cuba y la cubana Alba Energía Solar, junto a numerosas otras empresas extranjeras. Entre las contratistas venezolanas mencionadas en el estudio publicado por «El Nacional» figuran G.T.M.E, Inserven, Mantesa, Pacific RIM, Pro Energy Services, Profit Corporation, Derwick Associates y Wellintong Turbines LLCSurandem. La empresa Derwick Associates ha estado vinculada a escándalos por blanqueo de dinero en bancos de paraísos fiscales, como Andorra y Panamá.
«Arco Minero»
Además de la corrupción, otro factor que incide en el déficit eléctrico es el ambiental. El Gobierno de Maduro acaba de entregar a la multinacional canadiense Gold Reserve el denominado «Arco Minero» en el estado de Bolívar, que representa el 12% del territorio, para que explote sin límites los yacimientos de oro, diamantes, coltán y otros minerales. Pero la explotación intensiva de los mismos ha afectado las cuencas hidroléctricas de los cuatro embalses. Desesperado por obtener divisas, Maduro ha negociado con Gold Reserve contratos por valor de 5.000 millones de dólares, de los que sólo va a obtener 1.200 millones a largo plazo.
Todo ello ayuda a explicar la paradoja de que una potencia energética como Venezuela sufra apagones, restricciones de electricidad y limitación de los horarios en el comercio para hacer frente a la creciente escasez de luz y agua. Venezuela ha entrado esta semana en el nuevo periodo especial de racionamiento eléctrico, en el que se han dado órdenes tan absurdas como que las mujeres no usen el secador en las peluquerías, que los funcionarios solo trabajen de lunes a jueves o que las tiendas solo abran seis horas. Medidas con las que se intenta ahorrar luz en un estado que tendría que ser el que menos problemas de energía tuviera en el continente.
DC | ABC.es