Caso de Mossack Fonseca incluye a Venezuela en 241.000 documentos

La investigación, publicada en el portal venezolano Armando.info y Univisión, forma parte de un proyecto mundial liderado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y el periódico alemán Suddeutsche Zeitung, que recibió millones de archivos del escritorio de abogados panameño Mossack Fonseca, con 38 sucursales regadas por todo el mundo y especializado en el registro de compañías en paraísos fiscales.

En los documentos obtenidos, trabajados por más de 370 periodistas de todo el mundo y unos cien medios, se evidencia una metodología que permite a celebridades, empresarios, jefes de Estados y criminales esconder sus inversiones.

La investigación, que comenzó en junio de 2011 e incluye otra serie de historias de funcionarios venezolanos, ha permitido comprobar que Velásquez Figueroa es un contratista del Estado, que tiene cuentas bancarias en Suiza y en República Dominicana, que hasta junio de 2015 tenía una residencia temporal en ese país y una propiedad valorada entre 400.000 y 1,6 millones de dólares, y que todos esos bienes, según declaró el propio excapitán del ejército bolivariano cuando el bufete panameño pidió explicaciones, son haberes personales. Hasta el momento que se fue de baja de las fuerzas armadas, Velásquez Figueroa era un asalariado que no devengaba más de 200 dólares mensuales.

Los números son elocuentes: la palabra “Venezuela” aparece en un poco más de 241.000 documentos contenidos en la base de datos que el ICIJ convirtió en la más grande filtración sobre empresas en paraísos fiscales jamás registrada. De todas las historias quizá la de Velásquez Figueroa y su esposa sea la más escandalosa por la cercanía con el líder bolivariano y por la certeza de que jamás como asalariados podrían haber llegado a acumular una fortuna.

 

DC | EP

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...