El enfocarse en los pequeños detalles tiene que ver más con gestos y acciones concretas y es una ventaja que muy grande ante muchas otras personas y lo mejor es que se puede aprender.
Si alguna vez te han preguntado si eres una persona detallista, probablemente tu respuesta fue “Sí”. Sin embargo, ésta cualidad implica mucho más que solo felicitar a familiares en sus cumpleaños, o de decirle a tu novio que lo quieres con frecuencia. De hecho, está relacionada con la concentración y, según diversos estudios psicológicos, es un rasgo de personalidad.
Te das cuenta de todo. Al entrar a un lugar percibes no solo la imagen global, sino las personas que están presentes -por ejemplo en el salón de clases u oficina-, si se movieron algunos muebles o si hay cambios de luz. Lo más sorprendente es que lo haces de forma natural y -casi- inconsciente.
Paciencia. Otra de las características de una mujer detallista es que es más paciente que quienes la rodean, sean sus parejas, hijos, colegas, amigos o padres.
Gestos. El considerar a los demás y sus intereses -antes que los propios- es una señal que sabes centrarse en las pequeñas cosas. Obviamente, esto no significa que eres una mujer débil de carácter, a la que es fácil doblegar o en extremo sensible. Solo valoras a los demás y, también, te fijas si cambiaron de peinado, de forro para el celular, si parecen animados o estresados.
Planes y patrones. A una persona detallista le es más sencillo reconocer patrones, por ejemplo, calles y rutas de la ciudad. También son buenas con los números, capaces de llevar un registro de gastos y tienen mucha memoria.
Además, te gustan las sorpresas, tus amigos te llaman al momento de organizar una fiesta y conservas decenas de recuerdos -desde tarjetas de cumpleaños hasta manualidades.