Tras un acuerdo con los sindicatos de policía sobre las nuevas medidas de seguridad a implantar, el aeropuerto de Bruselas podría abrir el domingo, doce días después de los atentados, que dejaron 32 víctimas y cuyas consecuencias económicas podrían ser considerables.
«Esperamos una reapertura el domingo en la mañana», dijo una fuente gubernamental a la AFP, tras lograr un acuerdo con los sindicatos de policía, que reclaman controles de seguridad de los pasajeros y de sus equipajes antes de que ingresen al aeropuerto.
Los policía amenazan con una huelga si no se satisface su reivindicación, de que se revise sistemáticamente a todos los pasajeros y sus equipajes cuando entran al terminal.
La zona de registro y despacho de equipajes fue devastada por la doble explosión del 22 de marzo, dejando inoperable las infraestructuras.
El operador, Brussels Airport, montó en otro sector un hall de salidas que se encuentra desde el jueves «técnicamente listo».
Esta infraestructura funcionará al 20% de su capacidad normal, podrá registrar a unos 800 pasajeros por hora.
Para varios expertos en seguridad aeroportuaria, los que evoca Brussels Airport para pedir la reapertura, establecer controles antes de ingresar al aeropuerto sólo desplazaría el problema.
«En vez de tener una concentración en un edificio habrá una concentración de gente haciendo fila para ingresar en el aeropuerto», insistió Florence Muls, portavoz de Brussels Airport, en diálogo con AFP.
«No creo que algún gobierno europeo u operador aeroportuario esté pensando en eso», ahondó por su parte Anne-Marie Pellerin, consultora en temas de seguridad aérea, recordando cómo los restaurantes o salas en Israel que practican ese sistema de ingreso fueron objeto de atentados suicidas.
Caen las reservas
El aeropuerto de Bruselas alberga a 260 empresas y unas 20.000 personas trabajan allí. Es uno de los principales empleadores en Bélgica.
Brussels Airport reivindica ser «el segundo polo de crecimiento económico» detrás del puerto de Amberes con una contribución de 3.000 millones de euros al PIB de Bélgica.
Su cierre, al ser el principal aeropuerto del país, inquieta a algunos sectores económicos, reconoció Muls. «Nos hacen preguntas, por ejemplo las oficinas de turismo, que cuentan con nosotros para restablecer la situación», dijo.
De momento pocas empresas adelantaron una cifra sobre las pérdidas. Sólo la compañía aérea Brussels Airlines estimó en cinco millones de euros de pérdidas por día. Diez días de cierre equivalen a poco más del beneficio que hizo en 2015 (41,3 millones de euros), sumiéndola en «la peor crisis» de su historia, según la aerolínea.
La tasa de ocupación de los hoteles cayó a la mitad desde el 22 de marzo, según un organismo profesional. Entre la tercera semana de marzo (la de los ataques) y la última (que acaba de terminar) las reservas de transporte para las futuras estadías en Bruselas retrocedieron 50%, según la oficina de turismo de la capital.
«Estamos en la misma configuración que después de los atentados de París», dijo Patrick Bontinck, responsable de la oficina de turismo, subrayando que hay menos turistas también en Francia, en Berlín o Londres por «temor» a atentados. Según Bontinck sólo 25% a 30% de la caída en las visitas se debe al cierre del aeropuerto.
Pero para la experta en seguridad Marie Pellerin poco importan las consecuencias económicas, el cierre prolongado del tráfico de pasajeros (el de flete se reanudó la semana pasada) demuestra simplemente que Brussels Airport colocó la seguridad en el primer lugar de las prioridades.
«No quieren actuar con precipitación, se preparan a la eventualidad de otro atentado», señaló Pellerin
El aeropuerto sufrió importantes daños materiales y la reconstrucción llevará meses, según David Bentley, otro analista especializado.
DC | AFP