«¡Golpistas, fascistas!», gritaron el domingo poco más de un centenar de personas concentradas frente al palacio presidencial en Brasilia para protestar contra la suspensión de la mandataria Dilma Rousseff y la entrada del gobierno interino de Michel Temer.
«¡Vuelve querida!», repetían también los manifestantes, que llevaron banderas de Brasil y del Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff, apartada del cargo la semana pasada para ser juzgada por el Senado acusada de maquillar las cuentas públicas.
«Creemos en Dilma, la queremos de vuelta. Haremos de todo para que esas ratas salgan», dijo a la AFP Elaine Ruas, una promotora cultural de 57 años. «No se pueden mandar 54 millones de votos a la basura para que estos bandidos tomen el poder», lanzó por su parte Vanderson Silva, un profesor de 32 años.
Temer asumió el poder el jueves pasado con un gabinete conformado sólo por hombres blancos, ricos, conservadores y algunos con casos en la justicia, lo que ha despertado fuertes críticas.
«¡Golpista, Temer, cómo es eso de un ministerio de bandidos y sin mujeres!», se escuchó entre las consignas.
Los manifestantes se concentraron en el medio de la plaza de los Tres Poderes, entre el palacio presidencial de Planalto, el Congreso y la Corte Suprema. Llegaron a bloquear el escaso tránsito por unos minutos.
Otras protestas fueron convocadas en ciudades como Sao Paulo y Rio de Janeiro.
«Brasilia no es un parámetro de referencia, pero creo que en otras ciudades la presión popular será mayor, no podemos permitir que este gobierno acabe con los logros sociales, y ya están dando muestras de que es eso lo que quieren hacer, eliminando el ministerio de Cultura, de igualdad racial. ¿Qué dice eso?», afirmó Felix Valente, de 70 años.
Valente y su esposa, Suzana Brainer, se preparan para abandonar Brasilia en los próximos días y volver a su casa en el noreste del país. Ella renunció a un cargo en el ministerio de Educación y él a una empresa contratista del Estado.
«Nos negamos a trabajar para este gobierno», indicó Brainer.