El calor tiene capacidad para moldear el cabello, pero mal utilizado puede ser su peor enemigo y dañarlo. Consejos para no renunciar a estos aliados de la belleza.
Con su particular lenguaje, el cabello es un elemento diferenciador que se encarga de dar estilo personal al individuo. Su estructura y ciclo vital propician que se pueda cortar y modelar a capricho y así poder cambiar de aspecto físico; sin embargo, la cosa se complica cuando actúan agentes externos como los rayos ultravioletas, el estrés, el tabaquismo, las alteraciones hormonales, la falta de vitamina, el exceso de químicos y el abuso de fuentes de calor.
Fuentes de calor que proceden de herramientas tan útiles como el secador, la plancha, las tenacillas y los rizadores que facilitan la vida y sirven para secar, alisar, rizar o marcar ondas al agua en el cabello, pero que mal empleadas y utilizadas a cada momento, pueden romper la fibra capilar, además de desvanecer su brillo y elasticidad.
Lo que no se puede negar es que estos utensilios permiten en pocos minutos arreglar el cabello sin necesidad de pasar por la peluquería. La última tecnología obra milagros como alisar las melenas más rizadas, dar volumen a cabello lacios, realizar sensuales ondas, marcar bucles anchos, corregir mechones rebeldes o ejecutar movimientos divertidos y trasgresores.
El calor, por sí solo, tiene capacidad para moldear el pelo a capricho, pero si se utilizan productos termoactivos balsámicos el resultado será óptimo. “El uso prolongado de secadores y fuentes de calor daña el cabello, lo reseca y lo vuelve más quebradizo”, explica el estilista capilar Michel Meyer, que recomienda, siempre que se pueda, “con la ayuda de una toalla de algodón retirar la humedad de pelo con un suave masaje y dejarlo secar al aire libre”.
Aunque la anarquía es el denominador común en lo que al cabello se refiere, la moda de lucir melenas largas extra lisas ha fomentado el uso, e incluso el abuso, de planchas, herramienta que con el simple desplazamiento de las placas sobre el cabello lo deja planchado.
“Sobre el cabello fino se debe de pasar con rapidez, mientras que sobre gruesos y rizados se hará más lentamente, pero sin detenerse, ya que puede romper el cemento intercelular de la fibra capilar. Más saludable para el cabello es aplicar un protector térmico y utilizar planchas para cabellos en seco, ya que sellan la cutícula y otorgan mayor brillo”, explica Charo Palomo, del estudio Michel Meyer.
“El alisado con temperaturas superiores a doscientos grados daña la estructura del cabello de manera irreversible”, dice la firma Braun, que en colaboración con el Instituto Alemán de Ivestigación de Fibra Independiente, ha lanzado al mercado un modelo con una tecnología específica para proteger la salud del pelo.
Uso de fuentes de calor
Con el abuso del secador solo se consigue castigar y dañar el cabello. El calor lo torna frágil y quebradizo, además de escamar su cutícula y abrir las puntas. Es importante invertir un poco más de dinero y apostar por un modelo que permita regular la temperatura y así vigilar la salud del cabello sin achicharrarlo. El uso de secador requiere conocer algunos consejos para preservar salud del cabello.
Consejos:
– Una vez lavado y aclarado el cabello, retirar la humedad con una toalla y dejarlo secar unos minutos al aire libre.
– Antes de aplicar el secador, es imprescindible comprobar que la temperatura que se va a utilizar es la correcta y los especialista recomienda probarla sobre la palma de la mano, si es demasiado caliente para la dermis, también lo será para el cuero cabelludo.
– Se aconseja que el secador no supere los 180º para no deshidratar el cabello y derretir la queratina, proteína rica en azufre que configura la capa externa del pelo.
– Se debe guardar una distancia de seguridad de treinta centímetros, nunca acercar la boca del secador a la fibra capilar, porque ésta puede romperse.
– Lo ideal es dividir el cabello en cuatro o cinco mechones y moverlos para darles forma con los dedos desde la raíz hasta la punta, mientras se aplica el calor.
– Es aconsejable rociar el cabello con algún suero que forme una película protectora y amortigüe los posibles daños.
– Evite dejar fijo el secador en un punto de la cabeza, sólo conseguirá quemarlo.
– Termine el secado o modelado del cabello con aire frío; es beneficioso para sellar la cutícula y aportar brillo.
DC|Cromos