Al contrario de lo que muchos creen, sudar no «desintoxica» la piel: esa función es cosa del hígado. Pero sí que «limpia los poros a fondo, pues expulsa los restos acumulados en forma de seborrea, suciedad y células muertas», asegura una especialista en tratamientos faciales. «Incluso contiene un antibiótico natural que se ha probado que mata bacterias tan potentes como la E. coli». Y si tu principal deseo es tener una piel luminosa y revitalizada (aquí te toca asentir), también estás de suerte: «El incremento del flujo sanguíneo optimiza la absorción de nutrientes y oxígeno, lo que mejora la función celular y en consecuencia aporta un aspecto saludable a la piel».
«El ejercicio es fantástico para el drenaje linfático, pues la contracción muscular repetida acelera el sistema linfático, ayudándolo a eliminar los desechos tóxicos del organismo, como toxinas y radicales libres», nos aseguran desde un centro deportivo. «Combate la hinchazón y la retención de agua y por eso, con el tiempo, notarás tu cutis mucho menos flácido».
El azúcar es fatal para tu cintura, pero todavía peor para tu piel. Produce glucosilación, un endurecimiento de las fibras de colágeno que provoca arrugas y surcos. Hacer trabajo de resistencia o pesas son buenos antídotos. «La mayor parte de la ingesta de glucosa del cuerpo la queman los músculos esqueléticos. Por eso, más tono muscular significa menos azúcar en sangre: menos glucosilación». ¿Nos sigues? Pues básicamente, mueve el culo ya para ir a una clase de entrenamiento en intervalos de alta intensidad (cardio de alto impacto hecho durante un corto espacio de tiempo: casi nada). «Regula la glucosa en sangre mejor que el cardio crónico (entrenamiento de resistencia)», afirma la especialista en dermatología. «Este último puede generar radicales libres y debilitará los beneficios antienvejecimiento del ejercicio».
«El ejercicio reduce la producción de hormonas del estrés, como el cortisol», nos comenta la experta en tratamientos faciales. «El estrés exacerba elacné, la rosácea, el eczema e incluso el envejecimiento de la piel y, por eso, hacer ejercicio regularmente puede mejorar todos estos procesos». Pero, una vez más, no te pongas en plan Forrest Gump. «El cardio de resistencia, de hecho, eleva los niveles de cortisol», nos advierte la dermatóloga. «Es mejor hacer ejercicios breves e intensos en la elíptica, en la bici o en la piscina».
Son muchos los estudios que demuestran que hacer ejercicio rejuvenece la piel. Uno reciente ha descubierto que la dermis (capa generadora de células de la piel) de las personas previamente sedentarias que hicieron cardio intenso durante tres meses, acabó siendo más gruesa y tersa. Esto probaba que se había fomentado la producción de colágeno y elastina. Otros estudios han demostrado que el ejercicio a intervalos intensos aumenta el tiempo de vida y la energía de nuestras células, además de liberar hormonas de crecimiento, que ralentizan el envejecimiento de la piel. Por eso, adoptando unas sencillas pautas de cuidado de la piel, hacer ejercicio regularmente dará como resultado una piel mejor y más joven… siempre que no te pases con el esfuerzo. Suena bien, ¿verdad?.
DC|Cosmopolitan