Dos años después de aquella final de Champions entre Atlético y Real Madrid, los dos conjuntos se enfrentan el 28 de mayo en el choque que define al campeón del máximo torneo de clubes de Europa y la cosa no será fácil para los merengue que, desde esa ocasión en 2014, se han medido en seis oportunidades al colchonero y cuatro han terminado en amarguras.
Esa es la piedra en el zapato que hoy crea desconfianza en Chamartín, porque se medirá a un viejo conocido que lo encarará con dos años más de maduración de la idea del técnico Diego Simeone.
Las figuras de Ángel Di María e Iker Casillas ya no están en las huestes del Santiago Bernabéu y le abrieron paso a otras como Keylor Navas, Dani Carvajal, Casemiro o Toni Kroos, pero su vecino de ciudad no se ha quedado atrás y hoy en día posee a un arma letal: el francés Antoine Griezmann quien con 31 goles esta temporada encarará su primera final europea con ganas de redondearla.
Precisamente esas mismas añoranzas se pasean por la cabeza de su paisano Zinedine Zidane, quien en San Siro estará a 90 minutos de conseguir, en cuatro meses, su primer cetro como entrenador.
Las heridas siguen abiertas desde Lisboa 2014 y el exjugador de los blancos, Jorge Valdano, fue el primero en recordar que “el Atlético está en proceso de revancha” asegurando que “se han vengado del Bayern Múnich y ahora lo hará del Real Madrid”, mientras que el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, fue menos punzante y solo pidió que “ojalá esta vez podamos llevarnos nosotros la victoria”.
En general, la cautela se ha apoderado de los discursos en estas primeras horas “todavía no hemos conseguido nada, sabemos que tendremos un partido complicado el 28”, dijo Zidane y Simeone le siguió la tendencia evitando dar por sentado que tienen parte del camino ganado.
La final en el estadio de Milán afrontará a dos equipos complejos que solo garantizan una cosa: que la orejona que se entregue este año reposará en Madrid.