Amarran de la cola de su caballo a joven, lo arrastran y asesinan

Giovanny José Colmenárez Rodríguez, de 22 años, era un muchacho residente de la calle 10 de la comunidad de Valles de Uribana, situado al norte de la ciudad. Fue encontrado sin vida por sus familiares en horas de la mañana de ayer en medio de un cerro de Carorita que está situado detrás de la Comunidad Penitenciaria de Fénix.

El cuerpo del joven estaba tendido boca abajo, no tenía franela, cargaba unos pantalones blue jeans, unas botas y las piernas amarradas por un mecate, sobre su cabeza se encontraba una piedra grande sobrepuesta y la espalda se veía toda raspada, al igual que los brazos, en la parte de atrás de su cabeza se apreciaba una herida abierta, aparentemente hecha por un arma blanca.

Buscaba una yegua

El miércoles en la calle 14 de Valles de Uribana se robaron una yegua, era negra y se llamaba Rosan. En dicha comunidad existen muchas personas que tienen ese tipo de animales, como Colmenárez Rodríguez, quien tiene un caballo de raza castaño, era marrón y lo llamaba Pequeño Juan, además tenía un potro.

El joven le puso la silla a Pequeño Juan y en compañía de al menos 14 personas comenzaron a buscar la yegua extraviada.

A las 4 de la tarde del miércoles Colmenárez Rodríguez se topó con un sujeto flaco, alto, ojos claros, de aproximadamente 45 años de edad, llamado Jairo y conocido por todos como “El Bata”. Este sujeto es uno de los líderes de una banda llamada “Los Chirineros”, que mantiene azotada a toda la población de Valles de Uribana y Carorita e integrada por hombres de ambas zonas.

El muchacho reclamó por la yegua, porque sabía que “El Bata” había sido el autor del robo, comenzaron a discutir y se bajó de su caballo y se pegó atrás del delincuente. Desde ese momento no supieron más de Colmenárez Rodríguez.

Cayó la noche y el muchacho no llegó a su casa, su hermano Antonio Colmenárez lo llamó por teléfono y contestaron pero nadie habló, posteriormente apagaron el celular. Más tarde vieron a “El Bata” en su casa en la calle 10 de Valles de Uribana y lo que hacía era reírse de una forma muy extraña.

Una vez amaneció Antonio se levantó y comenzó a buscar a su hermano algo le decía que no estaba con vida. “Es instinto de hermano”, dijo

Relató que se metió hacia la zona donde fue visto por última vez y vio a Pequeño Juan el caballo de su hermano, que deambulaba sin rumbo, no tenía silla y además estaba la cola cortada. “Parece mentira, pero fue el mismo animal que me trajo al sitio donde estaba mi hermano. Después se fue y por allí anda dando vueltas”, comentó Antonio.

El muchacho describe que cuando llegó y vio el cuerpo, movió una piedra que estaba puesta sobre la cabeza de la víctima fatal, esta tenía rastros de sangre y allí fue cuando reconoció que se trataba del menor de los cinco hermanos.

A unos medio metro de su cuerpo estaba tirada la cincha de la silla, posteriormente habían rastros de sangre y pelos del caballo.

Por la forma como se encontraba Colmenárez Rodríguez, se presume que el victimario lo amarró a la cola del caballo y fue arrastrado para hacerlo sufrir, posteriormente le dieron muerte.

Encontró al asesino

Antonio corrió de inmediato a dar la mala noticia a sus familiares sobre la muerte de su hermano y a avisar a las autoridades. En el camino se enteró que fue “El Bata” quien supuestamente le habría quitado la vida.

Por cosas del destino se lo topó y a punta de golpes descargó su rabia. Ambos se agredieron y cuando parte de la comunidad se fue a meter con la intensión de lincharlo, este escapó se introdujo en su vivienda y sacó un machete; fue así como logró evadir a las personas e irse, comentan todos que buscó refugio hacia Carorita, donde se encuentran el resto de los integrantes de “Los Chirineros”.

Los familiares y residentes de la zona describieron a Colmenárez Rodríguez, como un joven tranquilo, al que le encantaba los animales, siempre habría tenido caballos e incluso tenía un potro. Se ganaba la vida vendiendo vidrios en Barquisimeto, pero casualmente estos días no trabajó.

Una vez que sabuesos del Cicpc hizo el levantamiento del cadáver, parte de los familiares del fallecido, amigos y miembros de la comunidad se fueron hasta la avenida principal de Valles de Uribana, allí se encuentra un rancho hecho de zinc, que era utilizado por “El Bata”, supuestamente para esconderse y cometer sus fechorías, además en ella acostumbra a “garitear”, lo cual según el argot de los delincuentes, desde ese lugar estaba pendiente de la presencia de miembros de los cuerpos de seguridad.

Fue desarmado y lo quemaron, aún con el dolor a flor de piel por el homicidio del joven y con más sed de venganza, pasaron la calle hasta la primera casa que está en la calle 10 de Valles de Uribana, la misma es de platabanda de color blanco, en ella se encontraba la esposa de “El Bata” y cinco muchachos, entre adolescentes y niños, algunos hijos del hombre y fueron desalojados. Todo el inmueble fue quemado con sus enseres.

La dama fue resguardada en uno de los penales porque las personas estaban enardecidas.

Nadie quiere ver a “El Bata” por el sitio, ni a ningún miembro de la banda “Los Chirineros”, aseguran que tomarán la justicia con sus manos, porque las autoridades hacen caso omiso a sus llamados de auxilio.

 

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