Una caca de plástico de tres metros de altura instalada por el Ayuntamiento de Torrelodones en la plaza municipal, en España, ha sido robada misteriosamente. El objeto gigante se había colocado para concienciar a los dueños de los perros de que deben recoger la caquita cuando salen de paseo, ya que la ciudad es un campo de minas.
Dentro de la campaña se creó el hastag #nomascacas para que la gente subiera una foto junto al inflable y a cambio se le regalara una camiseta y un folleto. Además, pequeñas cacas de cemento fueron repartidas por las calles con este eslogan: «Este es uno de los mayores obstáculos para la convivencia. Si tienes perro ayúdanos».
Solo la caca inflable tuvo un costo de 3.800 euros. Ha durado apenas unos días, porque se instaló el 22 de mayo y había cambiado varias veces de ubicación.
El Ayuntamiento confía en encontrar al culpable a través de las cámaras de seguridad instaladas en las calles. La pregunta es: ¿quién demonios quiere esa caca y para qué?
DC|Que.es