El alto número de turistas que arrastra la temporada veraniega presenta, según el Departamento de Estado estadounidense, una nueva oportunidad para los terroristas que buscan atentar en Europa. Nada de lo que preocupa al Gobierno de EE UU es sorpresa en un continente donde Francia todavía está en estado de sitio, pero las autoridades estadounidenses se sienten en la obligación de indicar a sus ciudadanos que «eventos relevantes» que congreguen a las masas, como la Eurocopa, la Jornada Mundial de la Juventud o «cualquier evento público o deportivo a través de Europa» serán más atractivos para los terroristas.
En la era del Estado Islámico los objetivos no se limitan a las masas, sino que se recomienda precaución en los transportes públicos, centros comerciales y restaurantes. No se sabe qué impacto tendrá entre los estadounidenses con planes vacacionales, ya que las alertas anteriores emitidas este año se dirigían a lugares poco frecuentados como Haití, Laos, Bangladés y Yibuti.
De todas maneras las precauciones recomendadas son vagas: estar atento en lugares públicos y medios de transporte, evitar las aglomeraciones y lugares donde se vayan a congregar las masas, mantenerse en contacto con la familia, tener un plan de reencuentro en caso de separarse y seguir las indicaciones de las autoridades.
El Departamento de Estado emite sistemáticamente alertas y advertencias, estas últimas mucho más extremas. Cuando se emite una advertencia de viaje se está recomendando «fuertemente» a los estadounidenses que no viajen a ese país por algún motivo concreto, que suele ser por un tiempo indefinido. Pero cuando se trata de una alerta, como es este caso, se trata de una sugerencia mucho más vaga para estar atentos durante las vacaciones. Estas alertas suelen ser por un periodo limitado de tiempo, en este caso el verano, ya que la alerta a Europa expira el 31 de agosto.
En otras ocasiones de este mismo año se ha emitido con motivo de elecciones en países inestables, manifestaciones o brotes epidémicos. Hubiera sido incoherente que, dado el estado de emergencia que Francia mantiene para la Eurocopa, EE UU no alertara a sus ciudadanos. El país galo espera que 2,5 millones de personas visiten los diez estadios que albergarán 51 partidos, lo cual incluye un millón de visitantes extranjeros.
Para garantizar la seguridad desplegará 90.000 agentes de seguridad. Y es que fue precisamente en un estadio de París, en el que se encontraba el propio presidente François Hollande, donde empezaron los ataques terrorista del 13 de noviembre, que acabaron con la vida de 130 personas.
En aquel caso, sin embargo, los tres terroristas kamikaze que llevaron a cabo atentados suicida sólo lograron acabar con la vida de una persona, aparte de la propia. El grueso de las víctimas quedaron en la sala de conciertos Bataclan, donde 1.500 personas veían a una banda estadounidense. Entre quienes perdieron la vida esa noche hubo que citar 19 nacionalidades distintas y 26 si se cuentan también los heridos.
DC|Hoy.es