La decrecida del Sena, que había alcanzado su máximo nivel en más de 30 años, se confirmó este domingo en París, pero la vigilancia continuaba en varias regiones francesas por el mal tiempo que ha dejado cuatro muertos en una semana.
Las primeras estimaciones dejan entrever que los daños de la semana de lluvias torrenciales e inundaciones, que ha afectado a cientos de localidades y miles de particulares, podría ascender a más de mil millones de euros.
El nivel del Sena a su paso por la capital bajó hasta los 5,62 metros durante la tarde, después que la crecida de hasta 6,10 metros generara preocupación en la madrugada del sábado.
París registró la mayor crecida de su río desde 1982 (6,18 metros), aunque muy lejos del nivel alcanzado en 1910 (8,62 metros).
Los bomberos de París iniciaron el domingo una operación de bombeo para liberar el acceso por autovía al este del país.
La subida de las aguas obligó a varios museos parisinos, entre ellos el Louvre y Orsay, a poner a buen recaudo una parte de sus colecciones, y las autoridades también tomaron medidas de precaución en el metro.
Desde el inicio del mal tiempo el fin de semana pasado, cuatro personas murieron y 24 resultaron heridas en Francia, donde varios departamentos del centro y el oeste del país continuaban en alerta naranja.
A mediodía del domingo, más de 11.000 hogares carecían todavía de electricidad.
La región de Normandía (oeste) sigue bajo una extrema vigilancia, ya que las autoridades temen el efecto de una crecida del Sena unida a una gran marea atlántica en el estuario del río.
Dos horas antes de la pleamar, el Sena invadió una gran parte de los muelles de Rouen a mediados de la tarde, pero la amenaza parece alejarse de Normandía.
El primer ministro francés, Manuel Valls, analizará la situación el lunes con los principales ministros y responsables administrativos.