La selección croata de fútbol bajó hoy a España de la nube al ganar 2-1 y arrebatar al actual campeón continental el valioso primer puesto del Grupo D de la Eurocopa, algo con lo que casi nadie contaba.
El equipo de Vicente del Bosque, que tanto había gustado en los dos anteriores partidos, no supo descifrar el jeroglífico que le propuso su rival y desaprovechó el tanto inicial de Álvaro Morata. Nikola Kalinic e Ivan Perisic propiciaron la remontada balcánica.
A España le valía el empate, pero ni eso consiguió. Croacia cerró el grupo como líder con siete puntos, uno más que España, que se marcha a la parte del cuadro más difícil y el lunes jugará unos octavos eléctricos ante Italia en Saint-Denis. Por contra, el conjunto de Ante Cacic se medirá a un tercero de otro grupo el 25 de junio.
La primera parte ya fue extraña y Croacia probó algo nuevo en esta Eurocopa: ir a buscar a España al campo contrario. Sucedió a costa de enseñar cierta anarquía y hacerse largo en el campo. El equipo de Del Bosque no logró descifrar la propuesta. Precipitado en muchas ocasiones, no consiguió apoderarse del ritmo de juego. Muy extraño.
España alternó grandes momentos de fútbol con otros de desconcierto. Ni siquiera le asentó el temprano gol, que llegó a los siete minutos con un espectacular pase filtrado de Silva, un remate de Fábregas y la rúbrica final de Morata en el que fue su tercer tanto en el torneo.
Cinco minutos después, Croacia encadenó dos oportunidades a partir de dos errores individuales españoles. Primero, Sergio Ramos perdió un balón y Kalinic provocó la intervención de David de Gea. Y luego el arquero español perdió un balón en su área y éste acabó en Ivan Rakitic, quien disparó suavemente por encima de De Gea. La pelota recorrió un largo camino que abarcó el larguero, un palo y la línea de gol antes de salir lejos del área española.
Con Iniesta menos inspirado que otras noches, España vivió de Silva, que dio un recital bajo el sofocante calor de Burdeos. Fue el único volante español que proporcionó algo de control. Su selección vio tantas facilidades en la defensa rival que le faltó aplicación en la precisión.
A cambio, Croacia mostró atrevimiento y en cada ataque acumuló buena presencia de jugadores en el área española. Una mezcla de osadía y temeridad, pero que le dio frutos con un gol de esos que llaman psicológicos. Llegó a un minuto del descanso gracias a un remate habilidoso de Kalinic ante la pasividad de Ramos y De Gea.
Fue justo premio a los méritos de unos y otros. Relevante en el caso croata, que jugó sin Luka Modric y Mario Mandzukic, ambos lesionados.
No corrigió demasiado España en la segunda mitad. Croacia elevó unos vatios su nivel de electricidad y encontró no solo la forma de anegar las vías de juego españolas, sino que halló caminos hacia el área rival. Así, De Gea salvó su arco a los 57 minutos en un remate de Jedvaj.
Del Bosque recibió la señal de alerta y fortaleció el centro del campo a la hora de partido al quitar a Nolito y poner a Bruno Soriano. Decidió tener más el balón para defenderse mejor, vistos los problemas que tenía para gobernar el duelo.
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Y pudo recuperar la delantera en el marcador a los 71 minutos con un polémico penal presuntamente cometido sobre Silva que pocos vieron. Ramos lanzó mal y Subasic repelió tras ganarle tres pasos. Una jugada decisiva a la postre.
La acción insufló nuevas fuerzas en los balcánicos, que hicieron un último esfuerzo que encontró recompensa. A tres minutos del final, lanzó un contraataque vertiginoso aprovechando un mal balance español. Perisic, el mejor jugador del partido, llegó como un rayo y marcó aprovechando también una mala ubicación de De Gea.
Con su primera derrota en una Eurocopa desde 2004, España se complicó la vida en el torneo continental. Y de qué manera. Ahora le espera Italia mientras sueña con el camino que ahora transitará Croacia, el que tuvo tan cerca y dejó escapar.
DC | DPA