Los «periodistas del futuro», sin cabeza para pensar o manos para escribir, ya han llegado a las redacciones en forma de «robots» redactores que transforman los datos en textos y que se pueden encontrar ya integrados en diarios como el francés «Le Monde».
«Estos robots redactores permiten publicar de manera rápida un gran volumen de textos y así consigues aumentar la audiencia de tu sitio en Internet y posicionar mejor tu web en los buscadores», explica a Efe Helena Blancafort, una de las fundadoras de Syllabs, la empresa francesa que ofrece este tipo de servicios.
Los robots son en realidad programas informáticos a los que un humano alimenta de datos para que ellos generen automáticamente la información.
Una técnica que se puede usar en informaciones que no necesitan mucho análisis y se nutren principalmente de datos, como los resultados de unas elecciones o los deportivos.
Syllabs es una de las participantes en la Global Editors Network, una plataforma de profesionales de los medios que se celebra hasta mañana en Viena.
Para las elecciones departamentales francesas, en marzo del 2015, «Le Monde» utilizó ya los robots redactores de Syllabs para elaborar textos a partir de los resultados electorales de cada ciudad.
Para las dos vueltas de esos comicios, esos «periodistas» crearon artículos locales para 34.000 municipios y 2.000 cantones algo que, según Syllabs, «habría sido imposible de hacer manualmente».
Estos contenidos nuevos posicionaron a la página web de «Le Monde» como el medio digital más visitado en la segunda vuelta de las elecciones.
«Lo que hizo ‘Le Monde’ al contratar nuestros servicios es añadir contenidos nuevos, pero ellos igualmente tienen a sus periodistas que hacen el análisis de los resultados», argumenta Blancafort.
La cofundadora de la empresa explica que este tipo de programas son útiles porque «antes un periódico no tenía que producir tanto contenido pero ahora, en las páginas web, si quieres existir y tener visibilidad, tienes que producir constantemente contenidos nuevos».
«El problema es que si tú no tienes texto, para Google vales menos. De ahí el interés en crear el texto», añade.
Blancafort explica que esta tecnología también se puede aplicar para los resultados de, por ejemplo, un partido de fútbol.
De hecho, incluso se podría comentar el partido en directo, aunque esta posibilidad aún no se ha probado en la práctica.
Aunque la empresa se fundó en 2006 y hace cinco años que trabaja con robots redactores, sólo lleva desde 2015 colaborando con los medios de comunicación.
Actualmente trabajan con medios franceses como «Le Monde», «L’Expres», Radio France, «Les Echos» o «Le Parisien».
«Los españoles son bastantes reticentes a introducir los robots en las redacciones», añade Blancafort.
Cuando sacaron su primer robot redactor en 2011 «era un tema completamente tabú porque pensaban que los robots quitarían el trabajo a los periodistas», recuerda.
«Estos programas no roban el trabajo de nadie porque, al final, un robot es un programa bastante simple que sólo hace contenidos a partir de datos», argumenta.
Al contrario de lo que se pueda pensar, el trabajo final de los robots no los supervisa un periodista, sino que la revisión se realiza antes, durante el proceso de programación.
Con todo, Blancafort no quiso revelar el coste de este servicio, en comparación con lo que cobra un redactor «humano», alegando que cada proyecto está ajustado a las necesidades de cada medio.
Los lingüistas de Syllabs consultan a los medios qué tipos de textos e informaciones quieren que se produzcan para programar a los robots en función de esas exigencias.
«A lo mejor nos dicen: ‘Nosotros no utilizamos esta palabra en nuestra línea editorial’. Después les enseñamos muestras de los textos, corregimos las palabras o las expresiones que no les gustan y lo volvemos a programar», explica la experta.
Otro de los servicios de Syllabs es proponer a sus clientes «tags», etiquetas que acompañan a cada contenido y que luego son validadas por una persona.
A partir de esas etiquetas, crean enlaces a otros documentos o artículos que hablen del mismo tema o tengan la misma etiqueta.
EFE