El pasado martes 14 de junio del año 2016 quedará inscrito en las páginas de la historia del estado Sucre, como uno de los días más tenebrosos que haya podido vivir la legendaria y primogénita ciudad del continente Americano. Desde el desastroso 9 de julio, cuando el terremoto de Cariaco derrumbó el Edificio La Seguridad de Cumaná, no se vivía una situación tan grave, como la ocurrida con la SIMBIOSIS LETAL de hambre y delincuencia que se apoderó de las calles y negocios de la ciudad, para dejar una secuela de violencia, confrontaciones, saqueos, heridos, detenidos y fallecidos.
El “Cumanazo” como ha sido denominado por muchos, aparece como una reacción extrema del pueblo a una situación de barbarie y caos que se vive en el País y que durante los últimos años se venido agravando peligrosamente, hasta amenazar con propagarse por todo el País, de no adoptarse las medidas oficiales necesarias, para que puedan activarse las válvulas de escape, que requiere una sociedad, que se siente acorralada y sitiada por un régimen, que lejos de rectificar y asumir medidas que frenen la locura en marcha, lo que hace es radicalizar su errada posición, manteniendo a Venezuela en la ruta hacia la colisión y el precipicio.
Los “Cumanazos” vienen ocurriendo a diario y al detal en distintos pueblos y carreteras del País, Caracas, Valencia, Puerto Cabello, Carúpano, San Félix, Acarigua, San Carlos, San Juan De Los Morros, Maracaibo, Maturín, Acarigua, Guarenas, Barcelona, Puerto La Cruz, Barinas, Cabimas, San Cristóbal, Mérida, Valera etc. y las distintas carreteras troncales y Autopistas a lo largo y ancho de la Nación, han sido escenarios para que la indignación y el hambre de nuestros compatriotas haya aflorado de manera violenta, con saqueos focalizados, centenares de conatos y la intercepción abrupta de unidades de transporte de alimentos, que han sido devoradas por una población obstinada y hambrienta, que en su laberinto es capaz de cometer cualquier tipo de fechorías, con tal de lograr comida y bienes de primera necesidad para el sustento de sus familias; eso es una realidad tangible que nadie con cuatro dedos de frente puede negar, pero aunado a esa dramática realidad está la infiltración de la delincuencia común y organizada, que se aprovecha del caos reinante, como ocurrió en Cumaná, para delinquir, robar, saquear y destruir comercios a plena luz del día, creando el clima de terror, como el vivido en la ciudad primogénita y que tiene que ser rechazado por todos, quienes queremos una sociedad de convivencia y respeto entre todos los ciudadanos.
Maduro y el régimen, deben darle la lectura correcta a esta dramática realidad para evitar que la chispa encienda la pradera, están obligados a entender que la descomposición social y el rechazo a su gestión está generalizado y avanza a pasos agigantados, que el régimen por ellos defendido fracasó estrepitosamente, que es hora de aceptar el juego democrático, liberar los presos políticos y desentrabar el proceso del Referéndum Revocatorio, para que los venezolanos tengamos una salida pacífica, democrática, constitucional y electoral, porque la única manera que los dirigentes líderes políticos pueden regresar con posibilidades de inserción en los procesos democráticos, es cuando se someten a las reglas que ella impone y recordar que nadie en el mundo de la política, a podido regresar con algún éxito, cuando su conducta a estado ceñida a la violencia, la arbitrariedad, el despotismo, el autoritarismo y la tiranía.
“Quienes defienden el derecho a la vida de asesinos, avalan la pena de muerte de ciudadanos inocentes”
DC / Lic. Pedro Segundo Blanco / Ex parlamentario del estado Sucre / petersecond1@hotmail.comn / @pedrosegundoABP