A la altura de las grandes estrellas de la canción, Pablo Alborán fue recibido en el estadio Movistar Arena de Santiago entre los gritos y aplausos de sus miles de seguidoras chilenas que llenaron el recinto, quienes se dieron en cuerpo y alma al artista español cuatro meses después de su actuación en el Festival de Viña del Mar.
Impulsivo y dinámico, el malagueño comenzó el concierto con la canción «Está permitido». Ni el estruendo de los tambores ni la voz del propio Alborán eclipsaron las miles de gargantas que le acompañaron en una actuación que agotó todas las entradas.
EFE