Kiruna, la ciudad más nórdica de Suecia, se hunde porque está siendo devorada por la mayor mina de hierro del mundo, que opera desde subsuelo. Para continuar con la explotación minera, sus 20.000 habitantes serán reubicados, los edificios pequeños trasladados y los grandes reconstruidos durante las dos próximas décadas en una nueva ciudad ubicada a unos tres kilómetros de distancia.
Kiruna es, literalmente, engullida porque se extrae un gigantesco filón de hierro de la mina subterránea de Kirunavaara, situada en la frontera occidental de la ciudad. Las operaciones causan deformaciones y hundimientos en el terreno que pronto llegarán al centro de la ciudad debido a la expansión de la actividad extractiva en las profundidades, según un reporte de la agencia EFE.
De acuerdo con medios internacionales, las autoridades locales abrieron un concurso para la presentación de propuestas sobre el rediseño y nueva ubicación de la urbe. La construcción de la propuesta ganadora, Kiruna 4 Ever, creada por el estudio White Arkitekter AB, comenzará este mes.
El proyecto es una mezcla de mover edificios antiguos para reubicarlos en la nueva metrópoli, y de construir desde cero viviendas e infraestructuras. Por ejemplo, la iglesia de Kiruna, edificada en 1912, es el mayor edificio de madera del país, por lo que se desmontará pieza a pieza para armarlo en el nuevo destino.
En el portal Gizmodo se informa que la reubicación de la ciudad llevará 20 años hasta completarse al 100% y se hará de forma gradual. Se comenzará por levantar el área central, con un nuevo ayuntamiento y una estación de tren temporal. Luego, año a año, seguirá el resto.
El traslado también dará la oportunidad de levantar desde cero una nueva Kiruna y superar los problemas actuales. Más espacios naturales atravesando la ciudad y una estructura más compacta son las dos claves que guían el proyecto. Diseño, arquitectura y pura ingeniería, en uno.
Kiruna es la ciudad más septentrional de Suecia, situada ya dentro del Círculo Polar Ártico. La mayoría de sus habitantes son empleados de la compañía minera estatal Luossavaara-Kiirunavaara AB (LKAB). En 2004, LKAB anunció que las excavaciones causarían daños a algunas de las casas situadas a las afueras, por lo que tendrían que reubicarlas. Pero luego la expansión de la mina fue tan grande que la única solución era trasladar la población entera. La compañía ya ha reservado 600 millones de dólares para el proyecto, aunque probablemente acabará gastando mucho más.
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