Estos últimos meses, el entorno político venezolano ha sido muy dinámico, se debate hoy entre la convocatoria al referéndum revocatorio por parte de mesa de la unidad democrática, mientras que el gobierno nacional liderado por Nicolás Maduro inmerso en sus propios errores, escasa capacidad de rectificación del rumbo de la economía y las amenazas del entorno petrolero que por cierto da señales de mejoría, ha provocado la crisis política, económica y social que se vive en el país.
Sin embargo, la confrontación de los actores políticos, va en paralelo, la situación país se complica día a día, consecuencia directa de una política económica que mantuvo un tipo de cambio anclado y sobre evaluado, control de precios e imposición de controles administrativos y tributarios a todos los sectores de la producción, agudización del desabastecimiento de alimentos, medicinas e insumos, generando una escasez que perturba la vida diaria de las familias venezolanas.
En este contexto, el comportamiento de los dos bloques políticos que copan la escena, uno en su rol de gobierno y el otro en su papel de opositor, es concentrarse en mirarse su ombligo; mientras los ciudadanos se ingenian como hacerle frente al deterioro creciente de su calidad de vida y con una conflictividad social que cada día se torna más resonante. Con una inflación desbocada, la cual no distingue de clases sociales, sino que destruye el poder adquisitivo de todos, generando un efecto empobrecedor en los sectores populares y en especial, de los que no pertenecen a la red de apoyo al gobierno.
A esta situación se agrega que el mercado laboral comienza a resentirse con un incremento progresivo de la tasa de empleo, a causa de la baja de producción de las empresas y la emigración de empresas extranjeras que producto de la falta de liquidación de divisas decidieron paralizar sus actividades o irse del país, debilitando las oportunidades de contratación, tanto para trabajadores calificados como para jóvenes profesionales.
Ahora bien, el país necesita una clase política que atienda con urgencia los problemas reales de los venezolanos, lo cual implica incorporar sin complejos la capacidad de negociación, que es inherente a la política, es decir, la negociación es un factor determínate en la toma de decisiones en política, negociar no significa componendas para traicionar a los ciudadanos, negociar no es entregar tu ideario político, ni valores fundamentales de la convivencia democrática. El proceso de negociación política significa el reconocimiento del otro, que se traduce en construir el imperio de la tolerancia y la colaboración, aunque entre visiones diferentes de la realidad.
En tal sentido, Hay que darle un chance al dialogo, el país reclama que se haga política con racionalidad y pensando en la gente, que exige respuestas y soluciones efectivas a sus problemas reales.
DC / Egno Chávez / Sociólogo (Luz), Mg. en Gerencia (Luz), Docente Titular de FCES LUZ / @egnochavez