Al igual que en el cuento de “Alicia en el País de las Maravillas”, obra de literatura creada por el matemático y escritor británico, Lewis Carroll. Encontrándose Alicia en una encrucijada de caminos, le pregunta al gato que es el personaje sabio, cuál es el camino que debería tomar. El gato le responde con otra pregunta y le interroga a dónde quisiera ella dirigirse. Alicia le responde que no sabe y la respuesta del gato es entonces contundentemente; “Para qué quieres saber cuál es el camino que debes seguir si no sabes a dónde quieres ir”.
Ese es el dilema de la clase política venezolana, que aun no sabe a dónde ir, se encuentran en el limbo, no coordinan sus direcciones, desconocen que decisiones tomar y no hacen ningún esfuerzo por reflexionar acerca de a dónde quieren dirigirse, lo importante para los que gobiernan es mantenerse, controlar y perpetuarse en el poder y aunque Chávez les dejo un capital político arraigado en los sectores populares, hoy se desvanece por la incapacidad de su dirigencia de liderar la gestión pública, la falta de autoridad en la toma de decisiones y la irresponsabilidad manifiesta en la aplicación de medidas económicas que solo han dado como resultado escasez, hambre y miseria.
Por su parte, quienes aspiran gobernar, chapaletean en su propio charco (MUD), la prepotencia y las ansias de poder los obnubila, han sido incapaces de anticiparse, de imaginar, de concebir un proyecto propio, solo se dedican a la reacción de criticar al gobierno e improvisar maniobras cortoplacistas que les permita llegar a Miraflores, arraigados en la cultura del oportunismo demagógico, suscrito en decir lo que la gente quiere oír en la inmediatez, pero incapaces de concebir una propuesta país incluyente que resuma las acciones a seguir para rescatar la frescura de la democracia, la rehabilitación de la política y la renovación del papel del Estado.
La oposición aun no ha logrado recoger el descontento obvio y manifiesto de la población, ya que ha sido incapaz de mostrar un camino a seguir, de explicar cómo vamos a enfrentar el futuro, de responder las interrogantes que la gente de a pie se hace ante su desesperación ¿que nos depara si se logra el referéndum revocatorio, quien será el líder a seguir, cual es el plan económico para enfrentar y salir de la crisis? Entre otras preguntas que aun no tienen respuestas, generando desconfianza y desesperanza, ya que ante la ambigüedad, el pueblo prefiere quedarse con lo poquito que tiene, pero seguro, he allí la estrategia del gobierno de fortalecer los Consejos Comunales a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP).
El fracaso de la clase política bien sea de derecha o de izquierda, es evidente, han perdido su credibilidad; los hechos de corrupción; la acumulación de poder y la desfachatez de los políticos cuando hablan de igualdad, de socialismo y de cambio, pidiéndole al pueblo hacer sacrificios por la patria, pero a la vez ellos se desplazan en camionetas de lujo, último modelo, con guarda espaldas y comitivas, dándose banquetes en los mejores restaurantes, mientras la gente come mierda y ellos disfrutan de las mieles del poder; terminan socavando el futuro de la democracia, la desesperanza se adueña del pueblo, la huida hacia otras latitudes de nuestra gente se profundiza, el futuro se vuelve incierto.
Ante esta trágica situación es más que necesario, obligatorio, buscar respuestas y dar soluciones, en palabras de Gabiña “Nos hacen falta estrategas y líderes que sepan pensar y actuar atendiendo al largo plazo. Es necesario superar la barrera de la confrontación y sustituirla por la de la colaboración y el consenso”. Si la clase política no termina de entender el momento histórico, que les demanda la patria y siguen enfrascados en sus diatribas, egos y pretensiones particulares, serán desplazados en el corto plazo por una dirigencia emergente, comprometida y responsable, que entiende, siente y vive la crisis, comprende las preguntas del pueblo y están en capacidad de dar las respuestas que el país exige, mientras la clase política sigue en el dilema de Alicia.
DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo- Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia