Las autoridades de Filipinas han empezado a obligar a los drogadictos confesos a acudir a clases de zumba para que superen su adicción, una peculiar medida que forma parte de la guerra contra los estupefacientes iniciada en el país.
«¡El principal objetivo es que suden todo lo posible!», exclama eufórico Roullette Folio, el monitor de la primera clase de zumba para drogodependientes que se organiza en la barriada de Mabini-J Rizal, en el distrito capitalino de Mandaluyong.
EFE