Previo escenario futbolístico que representó la Copa América, en donde la vinotinto logró darle descanso a la agenda política, generando un positivismo importante ante la desesperanza país, convirtiéndose en un símbolo transitorio de optimismo, de realce del sentimiento nacional del orgullo de ser venezolanos; nos debatimos nuevamente ante escenarios futuros cargados de incertidumbre o de posibles cambios políticos que regirán el destino de Venezuela.
Cabe destacar, que desarrollar escenarios, no representa un ejercicio de futurología, consiste en una reflexión seria, ante el estudio de variables, que permite prepararnos, comprender, discernir las causas y razones que generan las contradicciones que hoy sufren los sistemas, en fin son escenarios probables para tomar medidas u opciones estratégicas para minimizar los riesgos ante la crisis, bien como lo plantea Juanjo Gabiña: “el futuro no está escrito en ninguna parte. Se trata de una realidad que queda por hacer y por construir si sabemos anticiparnos y prepararlo a tiempo”.
Desde el enfoque político, el escenario no ha variado desde las “expectativas insatisfechas” generadas por la clase política venezolana durante los últimos tiempos, caracterizado por un gobierno que ha venido prometiendo resolver la crisis, asunto que se ha profundizado y una oposición que pidió votos para generar cambios, viéndose envuelta en un mar de contradicciones, dada su propia incapacidad y errores de previsión, confundiendo realidades con deseos y aspiraciones, apostando a escenarios que no han logrado construir, muy bien lo decía mi abuela “deseos no empreñan”.
El tema del referéndum revocatorio, sigue siendo el camino visible que ha apostado la dirigencia de la MUD como vía para salir de la crisis, aunque se escuchan voces disidentes que aun apuestan a revivir “la salida”, reeditando guarimbas y provocando un escenario volátil que genere una explosión social; los más moderados, siguen considerando el escenario de transición, ante una renuncia negociada del Presidente de la República, previa constitución de un Gobierno de Unidad Nacional. Estos son los escenarios posibles que se visualizan desde los sectores de oposición, sin embargo el hecho que sean “escenarios deseables”, no significa que se encuentren dentro de lo viable, aunque podrían cumplirse, las cartas aun no están echadas.
Como dice la expresión, “los rusos también juegan”, frase lapidaria que recuerda que ninguna estrategia funciona si no considera las posibilidades de los adversarios y es precisamente el principal error que ha cometido la oposición venezolana durante los últimos 17 años, ha subestimado al oponente y aunque se han dado escenarios para provocar los cambios, las decisiones de los actores políticos principales ha sido errática y hasta inerte (el paro petrolero 2002, el Carmonazo, la no participación en las elecciones parlamentarias de 2005, la salida) eventos que aunque pudieran considerarse como detonantes para acelerar los cambios, permitieron una reacción de reacomodo del actual gobierno, con consecuencias imperdonables para el país, pero sin sanciones a quienes las impulsaron, al contrario es esa misma clase política la que sigue dominando y estableciendo estrategias dentro de la oposición, favoreciendo a los pésimos actores que aun nos gobiernan, “el pasado explica el futuro”.
En tal sentido mientras las decisiones sigan en manos de una dirigencia opositora fracasada, errante por naturaleza y de un gobierno en decadencia; el hambre, la escasez, la inseguridad, la corrupción, entre otros males propios de las democracias defectuosas, seguirán vigentes, mientras el sistema político siga dominado en ambas caras, por la misma clase política irresponsable, incapaz de reconocer su incapacidad de gobierno y por una oposición enferma de poder, torpe para corregir, e inflexible para permitir su propia renovación de actores e ideas.
Ciertamente, el escenario del referéndum revocatorio, al igual que el papel que tuvo la “Vinotinto”, es un motivo de esperanza para Venezuela, sin embargo, sin ánimos de aguar la fiesta, considero como una gran irresponsabilidad que se apueste como única salida a la crisis, la realización o no del “referéndum revocatorio”, ya que las variables estudiadas nos indican las pocas posibilidades que pueda realizarse este año, y lo más grave aun aparece la tendencia que el mismo pueda perderse, los cambios deben ser de fondo, no de forma, ese es el escenario país.
DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo- Abogado / dialogopublico@gmail.com / @AlfonsoZulia