Las firman lo afirman, Paciano Padrón (@padronpaciano)
Que los venezolanos en general -incluida hoy la mayoría de los chavistas- no queremos a Maduro en el ejercicio de la Presidencia de la República, es algo que está de anteojito, lo reflejan absolutamente todos los estudios de opinión, se respira en la calle y lo afirman las firmas del revocatorio.
Hay cosas que están probadas, por lo que no se requiere argumentar. Cuatro de los cinco poderes públicos de Venezuela actúan inconstitucionalmente subordinados, hasta enero eran cinco de cinco; ellos se mueven sin independencia y diabólicamente coordinados. Es evidente que Maduro no quiere el referendo revocatorio, en su caso “no corre riesgo” de revocación del mandato, ya que es seguro que recibirá una paliza. Si Maduro no quiere revocatorio, las cuatro comadres del CNE no quieren revocatorio, por lo que le ponen paso de morrocoy y todas las barreras inimaginables a la voluntad del pueblo de activar el proceso de revocación de su mandato.
La Constitución de manera indubitable establece que “Todos los cargos y magistratura de elección popular son revocables”. Añade el artículo 72, que transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario, un número no menor del 20% de los electores podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato. Eso hoy, en el caso del Presidente de la República, significa recoger cuatro millones de firmas. No son conchas de mango, eso es bastante. Nada más pide la Constitución para que el CNE convoque el referendo y el pueblo se pronuncie.
Las cuatro comadres saben que cuatro millones de firmas es pan comido para quienes hoy están dispuestos a revocarle el mandato a Nicolás Maduro, lo que da origen al camino largo, que llevará al CNE a la locura de acordar una primera e inconstitucional, añadida y no prevista, recolección de firmas del 1 % del total de los electores, es decir algo menos de 200 mil. ¿Para qué ese 1 %? Para ganar tiempo. Las cuatro comadres estiraron hasta que pudieron la fecha para la recolección de esas primeras firmas, y cuando le dieron play, en tres días le pegamos por el pecho a Maduro dos millones de firmas, en clara evidencia de la disposición de salir ya de él. La angustia de Maduro fue enorme, y las comadres compartiendo su dolor, ordenaron otro absurdo: validar las firmas, exigirle a los ciudadanos acercarse a unos pocos puntos en toda la geografía nacional, y a través de capta-huellas confirmar su identidad, pretendiendo así amedrentarnos. Tampoco lo lograron, en pocos días la meta se había superado.
Otro absurdo más: las comadres exigieron que el 1 % de los electores se midiera por entidad regional. ¿Quién entiende eso? Si la circunscripción es nacional, es todo el país, para nada se requiere que en cada Estado haya el 1 %. Por ejemplo, un candidato
presidencial podría ganar las elecciones en siete entidades regionales, digamos por ejemplo en el Distrito Capital, Miranda, Zulia, Carabobo, Lara, Aragua y Anzoátegui y perder aplastantemente en el resto del país, en las otras 17 entidades, lo cual no le impediría ser proclamado presidente, porque es un funcionario de elección en circunscripción nacional. Por eso vimos cómo se empeñaron las cuatro comadres en impedir la validación de las firmas en Nueva Esparta, pretendiendo así matar el referendo.
Hace ya un bojote de días se validaron las primeras firmas, pero las comadres siguen sin aperturar el lapso para recoger las firmas del 20 % del electorado, ahora están “validando la validación de las firmas válidas”. Ganan tiempo, pierden la confianza del pueblo e incrementan la indignación de la gente. Las firmas son una clara afirmación de que Nicolás ya está revocado en el corazón del pueblo. Para nosotros el revocatorio no es un punto más, hoy es el punto.
El arma ahora es la presión por el revocatorio y la solución a la crisis de abastecimiento, presión en la calle y presión internacional. Revocar el mandato es el objetivo. Las firmas lo afirman.
DC / Paciano Padrón / pacianopadron@gmail.com / @padronpaciano