El Banco Comercial de Maracaibo se constituyo en el rival y competidor del Banco de Maracaibo, aquel que fue el más antiguo del país. El Comercial, ubicado en la esquina de Obispo Lazo frente al antiguo y siempre recordado Banco de Venezuela, luego se mudo en la calle Comercio al lado de la Casa Beckman cuyo accionista principal era el alemán Max Lampe. Estando en la calle Comercio, llego contratado al banco un español que resulto Contador Público titulado, egresado de la Universidad de México de nombre Eugenio Carranza Núñez, quien revolucionó a la institución. Era la década de los 40s.
Eugenio, españoleto al fin, era echón, fanfarrón y medio pesado en su trato pero sabía mucho y en su carrera, dedicada especialmente a la banca, era competente y trabajador. Además, parecía tener una maestría en ensenar a los demás y, precisamente, había llegado a un banco que vivía en una eterna competición entre sus funcionarios medios, mas por saber más y estar bien preparados que por el solo buscar el aumento de su salario.
En efecto, esa siembra fue generosa y provechosa. Carranza consolidó ese grupo que después se transformó en los profesionales y preparadores de las otras instituciones. Dotó de facilitadores a la nueva institución que nacía, el Instituto de Capacitación Bancaria. Esa manera de pensar y desarrollarse cosechó frutos colaterales en una mezcla de ambiciones, moralejas y estudios que rebaso todas las expectativas. En adición a ésto, esa rivalidad se mantuvo en lo social y allí surgieron por un lado, matrimonios ejemplares y, por el otro, dió pie a una explosión cívica, moral y académica con pocas similitudes.
Aparte del trabajo académico de Carranza, surgió un liderazgo doméstico y de vanguardia que capitaneaba Don Blas Miguel Bello Antich, caroreño, lector de libros y caballero ejemplar. Era Blas un fecundo redactor de cartas e informes y Don Rafael Villasmil, Presidente del banco, le encomendaba sus cartas privadas y públicas. Bello Antich puso el orden cuando estuvo casado con Marina, su mujer, durante 60 años. Otros lo siguieron: Luis Acosta y Carmen Cecilia 64 años de matrimonio, Angel Barroeta y Edicta sesenta años de unión; Gastón Pérez y Ligia 55 años juntos.
Nunca se presentó en este grupo de trabajo y amistad deslealtades de ningún tipo. El sindicato del Banco Comercial se dio el lujo de firmar el Contrato de Trabajo más ventajoso, moderno y social del país. El escribiente de tribunales y, después, abogado del Foro Zuliano, Hector Peñaranda junto a Angel Jose Barroeta, dirigieron parte de estos logros. Luego de años de labor, un grupo de funcionarios se graduaron en carreras universitarias. El Lic. Abelardo Añez, de ese grupo, no solo se graduó de Contador Público sino que su tesis de grado es libro de consulta en LUZ. Otros como Humberto Balza Villalobos y Nepson Ramón Villalobos se hicieron abogados. Igualmente, otros más se profesionalizaron como Jesús Alex Medina.
Abogados de los más reconocidos en el Zulia, como Cesar Casas Rincón, Enoch Rincón, Carmelo Contreras, Horacio Guillermo Villalobos, los hermanos González Rubio y Betulio Romero Pineda, se fajaron en las tareas más difíciles. Cosas que no se sabe ocurrieron en este banco. Por ejemplo, los estados de cuenta enviados a los clientes se ponían en el correo en la última fecha de cada mes. Era una tarea titánica, única en el mundo antes de la llegada de la era de la computación y de Carranza Núñez.
La bancarrota de estos dos bancos que llegaron a manejar el 80% de los depósitos bancarios en el Zulia fue una verdadera catástrofe social y económica. Lamentablemente, los directivos de estos bancos se olvidaron que no eran suyos. La carretera Flor de Patria, la Martin y una Superintendencia alcahueta dieron al traste con éllos. Empero, del Maracaibo y el Comercial de Maracaibo, los zulianos no nos olvidaremos nunca.
DC / Luis Acosta / Artículista