Steve Ludwin ha contado su historia en The Guardian. Se trasladó a vivir a Londres en 1987 y empezó a trabajar con tarántulas, cobras y serpientes de cascabel. Y ahí fue donde comenzó a inyectarse veneno él también.
Siempre tuvo una gran curiosidad sobre las serpientes. Nació amando los animales, especialmente los reptiles, y comenzó a dibujar serpientes a los tres años. A los cinco, capturó su primer ejemplar y a los 10 tuvo su primera boa constrictor. Descubrió qué era eso de inyectarse veneno cuando visitó el Miami Serpentarium y conoció a Bill Haast, quien extraía el veneno de las cobras y las serpientes de cascabel para inyectárselo. Pensaba que, de este modo, su sangre podía emplearse para tratar a personas que hubieran sufrido la mordedura de serpiente. Él fue quien le dijo que nunca había enfermado en toda su vida. Vivió hasta los cien años.
Steve Ludwin ha contado su historia en The Guardian. Se trasladó a vivir a Londres en 1987 y empezó a trabajar con tarántulas, cobras y serpientes de cascabel. Y ahí fue donde comenzó a inyectarse veneno él también.
“Desde entonces, me he inyectado cada dos días. Para mí es como beber café. Es como un estímulo de energía. No he tenido un resfriado ni gripe en 13 años. Los beneficios para la salud del veneno de serpiente se están investigando” y añade que en Estados Unidos se han empleado las propuedades encontradas en este veneno para combatir el cremiento de células cancerígenas”.
Sin embargo, Steve Ludwin ha reconocido que estuvo a punto de morir, y no precisamente en el delicado proceso de extracción del veneno. “Tomé una sobredosis. Estúpidamente me inyecté una mezcla de veneno serpiente de cascabel y dos vívoras. Era parte de un experimiento sanitario, pero me equivoqué terriblemente. Fue una locura.” Tuvo que pasar varios días en cuidados intensivos y los médicos apenas podían creer lo ocurrido, cuando le salvaron la vida, pensaron que tenían que amputarle un brazo.
Actualmente, Ludwin trabaja con varios científicos de la Universidad de Copenhagen. Están investigando formas de producir un antídoto, que normalmente se prueba con inyecciones a animales. Están fijándose en mis anticuerpos como parte de su investigación.
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