ALTO
PANAMÁ:
Lo mismo que hicieron con Kimberly-Clark. La intervinieron, no le dieron los dólares para la materia prima y los obligaron a irse del país entre gallos y medianoche ante la “justa justicia justiciera roja rojita”. Apenas la expropiaron le dieron dólares a los sicofantes que nunca podrán producir lo que Maduro anunció. Bolserías rojas por doquier. Ahora con la compra de alimentos en Panamá surgen muchas preguntas: ¿Tiene ese país suficiente refrigeración para tan abundante comida que está en los barcos que tenían como destino final su capital? ¿Será este otro mega guiso como los adquiridos por la misma empresa Corpovex (manejada por militares para todas las importaciones y que aun preside el mayor general Yoffreda) que adquirió aquel diciembre de 2014 comida y medicinas en Brasil a las mismas compañías que ya tenían antecedentes de negociados con la cúpula roja auspiciados por Lula y Dirceu con Chávez y sus ministros? ¿Pérez Abad tuvo la misma comitiva en Trinidad? En la foto oficial aparecen con el ministro de Comercio panameño y el embajador venezolano en Panamá, el capitán Jorge Durán Centeno, quien tiene muchos secretos e intermediaciones con sus colegas militares que en todos estos años han convertido al istmo en su capital de negocios y negociados. Prefieren importar que permitir que las empresas venezolanas, las tradicionales y muchas nuevas, produzcan aquí pues de esta forma no hay comisiones ni comisionados. Pobre país pobre…
MEDIO
AL JEFE:
Sabiendo que el ministro está interesado en tener éxito en la misión que le encomendó Nicolás vale la pena hacer de su conocimiento algunas de las tantas irregularidades que los uniformados bajo su mandar vienen cometiendo en tantos años del gobierno militar-cívico. No contaré historias viejas y repetidas como el contrabando de extracción de gasolina que ya va para mas de 10 años ni el peaje fronterizo sin careta que es el pan nuestro de los habitantes de toda la frontera con Colombia. Solo unos ejemplos, algunos antes de que tomara el poder que hoy tiene: Desde hace unos tres meses un grupo de militares, encabezados por un general, reemplazaron a otros uniformados que venían manejando, nada más que con normalidad, el Servicio Autónomo Nacional para la Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos (Sencamer). Este organismo revisa todos los laboratorios de calibración y ensayo para certificar la calidad de los instrumentos que como termómetros, barómetros, phimetros, balanzas, se requieren así como la calidad de productos y servicios que van desde construcciones hasta medicinas. Barriendo como escoba nueva los 5 militares, identificándose como radicales y revolucionarios, pretenden imponer costos adicionales para las comprobaciones inter-laboratorios y supervisión de las facturaciones con un cobro “a cuentas no oficiales” de un 15%. Por supuesto que las empresas no las han aceptado. Ya antes cuando Samán estuvo de ministro varias fueron desvalijadas de sus activos, muchos de ellos “robados” pues nunca se los pagaron y fueron llevados a Maracay a la sede de un instituto de Metrología. Además pasaron a cargos inferiores a todo el personal de carrera en el organismo. Los que sí están preparados. La Cámara de Empresas de Metrología y Afines, CEMAV, puede darle toda la información. Otro caso, hace 48 horas en Apure, donde la GNB apoyada con la Sundde y Sundagro se “cogieron” de los depósitos de Alimentos Polar 14 mil kilos de comida y productos al estilo Jalisco. ¿Quién paga ese saqueo? Otro: los vecinos de la calle B6 en La Lagunita tienen más de dos años viendo camiones y camionetas de la “Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor” descargando cemento y cabillas para unas lujosas mansiones en construcción. Sus denuncias, de las que me he hecho eco en esta columna, han pasado con total impunidad mientras los hombres armados hacen gala de su poder. En otras construcciones en todos los municipios es bien sabido que el costo de una gandola de cabillas es de un millón de bolívares pero a los uniformados de la GNB que resguardan el envío -¿o lo consiguen?- deben pagarles 2 millones adicionales. Otros casos que se están repitiendo en varias partes es el de uniformados, de capitanes para arriba -y hasta bien arriba- que están usando las bolsas de los CLAP como instrumento de pago para todos los servicios que contraten, desde albañiles hasta choferes y mesoneros. ¿No y que eran para el pueblo hambriento rojo rojito? Pruebas hay suficientes. Pele el ojo. La guachafita aumenta a medida que no se toman las medidas correctivas. Entiendo el desespero en las alturas del poder. ¿A quién le echarán la culpa? Ya no pueden usar ni la guerra económica ni el imperio.
BAJO
CONATEL:
El doble lenguaje rojo. Sus funcionarios participaron con las empresas telefónicas en muchas rodas de negociaciones para lograr el aumento de precios en las tarifas de sus diferentes servicios. Cuando los anunciaron, Maduro en su demagogia mandó a parar el aumento que había comenzado por la ineficiente y quebrada Movilnet. El mandamás de Conatel entonces se hizo el “yo no fui” y siguiendo instrucciones llama ahora a otra ronda. El país cada vez mas aislado y en retroceso veloz hacia telèfonos de manilla y con operadora. Por cierto que William Castillo fue denuniado por Henry Ramos por colocar una caricatura suya en la entrada del organismo burlándolo como empleado de los yanquis y disfrazándolo con la bandera americana. A buen tiempo el colega Ramòn Hernández publicaba el sábado en El Nacional su artículo “Ministerio de la Verdad y otras Mentiras”. Allí se refiere al funcionario de esta forma: “El ciudadano William Alfredo Castillo Bolle, director general de Conatel, declaró en Santiago de Chile al diario La Tercera, que en Venezuela no hay crisis humanitaria, que el hambre, la falta de medicinas y las colas inhumanas son una “idea comunicacional”, que el país está boyante, que nada en la abundancia, que basta ver su indumentaria, sus zapatos de 700 dólares y los relojes que usa. Algo tan obscenamente falso como cuando en 2010, siendo jefe de los noticieros de VTV, informaba que Econoinvest tenía una máquina de hacer cédulas de identidad, entre muchas otras calumnias, mientras callaba las graves y millonarias irregularidades que cometía la interventora Nahunimar Castillo, familia suya muy cercana. Vendo cara dura desgastada de tanto uso”.
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