El alcohol siempre se ha relacionado con bienestar y alegría, pero beber en exceso causa graves problemas a la salud, incluso, puede provocar estado de coma en situaciones extremas. Evita este problema, conoce los síntomas de congestión alcohólica y disfruta sin poner arriesgar tu salud.
Historiadores y antropólogos coinciden en que no existe pueblo alguno que no haya producido y disfrutado bebidas alcohólicas. Sin embargo, existe divergencia de opiniones cuando se discute lo benéfico o perjudicial que puede ser este tipo de gratificación etílica.
Por un lado, el alcohol se ha considerado capaz de alargar la vida, así como de proporcionar vigor y juventud, e incluso hay quienes le confieren poderes para aliviar enfermedades. En cambio, sus detractores afirman que sólo sirve para originar desórdenes patológicos y violentar la convivencia familiar o social.
En realidad, las bebidas alcohólicas son simplemente aquellas que contienen alcohol etílico (etanol), que se produce a partir de diferentes sustancias y principalmente mediante procesos de fermentación (se transforma el azúcar de ciertos componentes en alcohol) o destilación (se aumenta la concentración de alcohol de una fermentación).
Las propiedades nutricionales del alcohol son pocas, prácticamente no contiene vitaminas, minerales, proteínas o grasa. En cambio cuenta con un tipo de carbohidratos que no pueden ser usados por la mayoría de las células, pues sólo son asimiladas la deshidrogenasa alcohólica, un tipo de enzima del hígado.
Otra de las características del alcohol es que provee más calorías por gramo que los carbohidratos o las proteínas, por lo que el apetito del bebedor puede ser satisfecho, pero no así sus requerimientos nutricionales.
La cara de la congestión alcohólica
El alcohol es asimilado por el organismo en forma rápida, independientemente de las características de cada individuo, aunque la absorción del alcohol depende de la ingestión previa de agua, los grados de concentración etílica (no es lo mismo beber cinco cervezas que cinco «cubas») y el consumo de alimentos, porque grasas y proteínas retrasan el proceso. Asimismo, si se bebe poco a poco las secuelas son menores que cuando se hace rápidamente.
Los primeros efectos del alcohol aparecen 10 minutos después de consumir una bebida y alcanzan su máximo punto en un lapso de 40 a 60 minutos. Debido a las diferencias fisiológicas relacionadas con el género, cuando una mujer ingiere la misma cantidad de alcohol que un hombre, ésta presenta una concentración más alta de dicha sustancia en la sangre.
Estos factores son determinantes para que alguien sufra una intoxicación por alcohol (lo que comúnmente nombramos «borrachera») o alcance el nivel de congestión alcohólica, situación extrema en la que se altera el funcionamiento normal del cuerpo y se presentan una serie de reacciones que ponen en riesgo la vida.
Los síntomas de congestión alcohólica más frecuentes son:
El hígado es incapaz de filtrar la cantidad de alcohol que ingresa al organismo.
Hay pérdida de agua (deshidratación) por la excesiva concentración de alcohol en sangre.
Irritación del tracto gastrointestinal.
Disminución de la presión sanguínea (hipotensión) y la temperatura corporal.
Hipoglucemia (disminución del nivel de azúcar en sangre).
Nerviosismo.
Vómito.
Temblores notorios.
Ocurren diversos grados de confusión mental, desde desorientación, falta de coordinación y equilibrio, hasta inmovilidad y estado de coma en casos extremos.
Varios de estos rasgos se deben al efecto del alcohol en el hipotálamo, zona del cerebro localizada detrás de los globos oculares y que participa en la regulación de la función cardiaca, presión arterial, temperatura corporal, hambre y sed, así como equilibrio del agua, conducta emocional y sueño.
Conciencia alterada, antesala del coma
Un individuo se encuentra consiente cuando se reconoce a sí mismo y al sitio donde se encuentra, es decir, cuando piensa claramente y en forma rápida.
Una persona que ingiere alcohol puede tener distintos grados de pérdida de conciencia debido a su embriaguez:
Confusión mental. Alguien que ingiere bebidas alcohólicas en forma leve presentará confusión, es decir, no podrá pensar con la claridad y rapidez habituales.
Aletargamiento. Si ha consumido una cantidad mayor podrá estar semidormido, pero será capaz de despertarse rápidamente con movimientos defensivos cuando reciba alguna clase de estímulo (un empujón, por ejemplo).
Estupor. Si esta situación se profundiza se habla de estupor, momento en el que el sujeto podrá levantarse sólo ante estímulos vigorosos, aunque las respuestas que podrá emitir serán lentas y sin sentido.
Estado de coma. Finalmente, en casos extremos puede haber un estado de conciencia tan disminuido que la persona estará imposibilitada para despertar y no habrá manifestación alguna ante el dolor. Se trata de urgencia médica de suma gravedad que requiere el traslado a una clínica u hospital.
¿Qué hacer ante una congestión alcohólica?
Es importante señalar que, contrario a lo que se cree, provocar el vómito a un sujeto con intoxicación etílica es sumamente peligroso, debido a que éste no es capaz de controlar las reacciones de su organismo y, por ende, podría ahogarse.
Tan pronto se presente la situación se debe llamar a un servicio de emergencias. Los médicos encargados evaluarán rápidamente los signos vitales, poniendo énfasis en controlar o evitar complicaciones como hipotermia, hipoglucemia, hipotensión, así como insuficiencia respiratoria y cetoacidosis (acumulación en sangre de altos niveles de ácidos cetones, a causa de la quema de grasa corporal para obtener energía, en lugar de azúcar y carbohidratos).
Una vez fuera de peligro, el paciente será recostado en forma lateral (para evitar que aspire vómito si lo hay) hasta que supere la embriaguez y recobre la conciencia. Asimismo, se le aplicará suero mixto, que contiene azúcar y sal en la misma proporción, un multivitamínico y un sedante. En ocasiones, el facultativo recomendará lavar el estómago con el fin de eliminar los residuos de alcohol que existan.
Todo con medida…
A pesar de sus devastadores efectos y la negra visión ante su exceso, se sabe que consumir alcohol con moderación ofrece beneficios a la salud. Si atendemos el corazón, por ejemplo, se ha demostrado que el consumo regular en pequeñas cantidades reduce aproximadamente entre 30 y 50% el riesgo de ataque cardiaco en personas menores de 50 años.
Asimismo, beber con moderación reduce el desarrollo del bloqueo arterial en las piernas, y se cree que puede disminuir el riesgo de padecer degeneración macular relacionada con la edad, trastorno que afecta la mácula (parte central de la retina) causando reducción de la agudeza visual y posible pérdida de la visión central.
Vale la pena mencionar que estudios recientes sugieren que hay evidencias preliminares de que otro de los beneficios del alcohol sería el prevenir el mal de Alzheimer cuando se bebe en pequeñas cantidades.
Como puedes observar, probar regularmente una copa de vino, cerveza o licor podría ser benéfico. Sin embargo, practica la moderación para evitar complicaciones. Además, si no te gusta el sabor del alcohol y estás consciente de sus efectos perjudiciales al consumirlo exageradamente, mejor di «¡paso!».
Agencias