Es una teoría social, que sostiene aplicaciones sociales en instituciones humanas, basado en la idea de la supervivencia del más apto, por lo que, concibe como un mecanismo de evolución social y la creencia del concepto darwiniano, puede ser usado para el manejo de la sociedad humana, insistiendo en la competición por bienes y servicios o diversos puestos sociales.
Haciendo una conexión entre esta teoría y el axioma de Thomas Hobbes, nos arroja como resultado, que nos hemos convertido en seres solitarios, pobres, malévolos, brutos y con una vida corta. Cada año, se incrementan los índices de criminalidad en nuestra sociedad, sentenciando una suerte de lo que denominamos “Bellumomnium contra omnes” (“Guerra de todos contra todos”)y “Homo homini lupus est” (“El hombre es un lobo para el hombre”).
En criollito se traduce, el especulador, el ladrón político, el corrupto, el asesino, el envidioso, el estafador, el infiel, el ciudadano que inobserva las normas, como lo más básico que detenerse a la señal del Pare o una Luz Roja de tránsito; hemos llegado a ser caníbales de los bienes y servicios, como por ejemplo que un artículo se encuentre regulado a 100 Bs. te lo vendan a 1.000,00.
El problema surge cuando estas fuentes de placer hay que compartirlas con otras personas o interfieren con sus deseos. Ello determina que estemos en continua guerra con los demás. Esta situación en la que vive el venezolano en su estado natural actuando según los impulsos que recibe del exterior, por lo que intentará a toda costa evitar los impulsos que le resulten desagradables y conseguir todos los agradables posibles.
Puedo enumerar tres motivos básicos por los cuales hay conflictos en el venezolano: el primero es la competición, que hace que el hombre invada para obtener algo; el segundo, la desconfianza, para la seguridad; y el tercero, la gloria, para la reputación, llámese Líder positivo o Líder negativo (Pran). Por lo que, el Estado se dedica a maquillar cifras y estadísticas de forma inexacta e incierta, creando tipos penales que no existían como, el ajuste de cuentas, como una suerte del que al cero pago, y aun no le atina a la solución real del problema.
Un Estado fallido o fracasado se caracteriza porque pierde el monopolio del derecho a sancionar, perdiendo fuerza y soberanía territorial, y que además permite a estos dominadores que en su debilidad comparta con grupos armados político-delictivos. Cuando éstos, tienen poder para acosar a la fuerza pública que no puede entrar a zonas controladas por ellos, ese Estado se acerca o está en la vorágine. Si no se para la tendencia será el final de la vida civilizada: secuestros, narcotráfico, asesinatos, enfrentamientos de pandillas, hasta llegar a guerras civiles y secesión. Así peligró Colombia muchos años con las FARC y el ELN y es la situación similar en nuestro país
Hasta dónde llegará el fortalecimiento de las megabandas que imperan en Aragua, Guárico, Caracas, Zulia y otros lugares de Venezuela, que todos los días da un paso en esa tenebrosa dirección. El gobierno tiene que tomar en serio la amenaza. La ciudadanía entera está dispuesta a respaldar una política seria de desarme y de recuperación de las calles para la vida normal. Van más de 27mil personas fallecidas por actos criminales para el año 2015, víctimas de lo que han llamado una guerra civil de baja intensidad, que helaría la sangre a cualquier ciudadano de un país.
Es en los barrios populares donde los fogonazos se llevan vidas a montones y los jóvenes, son los que muerden el asfalto en esta carnicería. Los muertos no pertenecen a las clases medias, ni a los ricos “de antes” y no podría captarse ninguna racionalidad en el asunto. Las derogadas ideologías revolucionarias son tolerantes con el hampa, a la que tratan con consideraciones sociológicas: el victimario como víctima de la sociedad o un darwinismo social.
DC / Gervis Medina / Abogado-Criminólogo / @gervisdmedina