Quien gana o pierde en medio de los candentes extremos de la polarización política desbocada en las últimas semanas en el país. Es evidente que el tiempo siempre será un buen aliado para saber el desenlace de esta crisis, pero dadas las circunstancias y los intereses en pugna, mientras pasan las horas y los días, habrá que armarse de coraje y por la calle de en medio decir, que aún los más desprevenidos en el chavismo y en la oposición, saben lo caro que saldrá imponer el ¡Maduro vete ya! o la frase mortífera del ¡Aquí nunca habrá revocatorio!
Está obligado el gobierno a saber descifrar quienes, en la oposición, si es que todavía los hay, desean de nuevo usar molotov, capuchas y discursos incendiarios, y quienes se han armado de la Constitución y el juego democrático, para enfrentarlos por las vías respectivas.
Desde José Vicente Rangel hasta el último jefe del PSUV, saben que las cosas del otro lado de la acera no son tan monolíticas, pero vale más el tizón polarizante que la búsqueda sincera y sensata de un dialogo donde los contrarios comiencen a respetarse y reconocerse.
Podrán los dirigentes de la oposición y el oficialismo, seguir los pasos del camino democrático y deslastrarse a tiempo de los sectores ultras que conviven en sus comarcas. Venezuela, hoy como nunca necesita resolver sus desencuentros por la ruta constitucional, democrática y participativa, de todos sus ciudadanos. Es hora del encuentro y el entendimiento.
Desde el frente opositor con antelación se ha convocado a la gran toma de Caracas, y el mundo tiene volcada su mirada al día anunciado. Como era de esperarse, el oficialismo ha ordenado movilizar su esmirriada fuerza política, con el apoyo de toda la maquinaria del Estado. Todas las expectativas giran en torno al cronograma, no establecido, del solicitado Referéndum Revocatorio Presidencial.
Aun con todos los argumentos traídos por los cabellos, sobre la posibilidad de un golpe de estado, impulsado por la oposición, a Nicolás Maduro, cada vez se le hace menos creíble semejante argumento, porque casi todo el país tiene claro que el objetivo es darle viabilidad a un requerimiento pacífico y democrático.
Estamos a tiempo, y al tan cacareado dialogo oficialista, le ha llegado la hora de demostrar si está del lado de la violencia y la explosión social o de la paz. Los que vamos Caracas llevamos un ramo de olivo en una mano y en la otra la constitución. Ojalá el gobierno haga lo propio y no convierta esta fecha en el inicio de lo que ningún venezolano desea.
Con el Revocatorio del 2004 me tocó marchar en defensa de la continuidad del desaparecido Presidente Hugo Chávez. Esta vez, como la mayoría del pueblo venezolano, marcharé para que el gobierno acepte el Referéndum y Nicolás, por el bien del país, salga de Miraflores.
En Caracas es la cita. Este 1ro de septiembre, allá nos vemos.
DC / Douglas Zabala / @douglazabala