El cantautor Rubén Blades interpretó una canción titulada “Adán García”, que describía la situación económica de un ciudadano que bajo su desesperación económica tomó la decisión de ir a robar una entidad bancaria con la pistola de agua de su hijo, siendo ultimado por efectivos policiales al no hacer caso a la voz de alto. Dicha situación fue descrita como la “Tranquilidad del Desesperado”. Actualmente en Venezuela los indicadores que manejan los cuerpos de seguridad reflejan un incremento del 43% de hechos delictivos. En este aspecto es importante acotar que cuando son capturados quienes cometen éstos delitos, en muchos casos, son sujetos sin antecedentes policiales, y manifiestan que el motivo de haber cometido el robo, hurto, crimen, es la situación económica actual, al no tener un mecanismo para obtener dinero de manera lícita.
Los hechos son claros, al venezolano cada día le cuesta más vivir y el gobierno hace poco para mejorar la calidad de vida, siendo la escasez, la inflación, la inseguridad y la impopularidad hacia la gestión presidencial lo único que sube en Venezuela. En las últimas concentraciones, marchas, convocadas por los sectores del oficialismo y la M.U.D. hay poca presencia de seguidores, lo cual se ha convertido en una constante que obliga a los partidos y líderes políticos a reinventarse nuevas formas de animar a la gente. En este aspecto, todos los estudios de opinión realizados en Venezuela coinciden en que los ciudadanos tienen claro quién es el causante de los problemas actuales, lo que no tienen claro quien les dará solución, y aunque la M.U.D capitaliza el descontento de los electores, no todos están convencidos de que son ellos lo que lograran sacar al país de la crisis, lo que debe prender las alarmas en los líderes de la oposición, que de lograr un referéndum y elecciones presidenciales y ganarlas se endosan de inmediato los problemas y a su vez las expectativas de soluciones.
Quienes habitan en Venezuela, sin importar su clase social, están siendo víctimas de los altos niveles de inseguridad, y es que hoy en día ni siquiera un vehículo blindado, cercos eléctricos, cámaras de seguridad, GPS, vigilancia privada, guardaespaldas, comité de seguridad vecinal, drones es garantía de seguridad; y aún menos el estar atentos permanentemente en el autobús, carro por puesto, taxi, al caminar en los centros comerciales, en los bancos, iglesia, restaurantes, centros de salud, mirar a todos lados antes de salir de cualquier lugar, dado a que no se tiene el respaldo de una policía honesta, preparada, bien pagada, que genere confianza, debido a que en muchos de los casos quienes ejecutan los actos delictivos son uniformados.
A los ciudadanos cada día los invade más el pesimismo, miedos, no perciben salidas ni soluciones a corto plazo de la crisis que impera en el país, consideran que la clase política que gobierna y la que se le opone piensan más en sus intereses personales que en los intereses colectivos. La mayoría de los ciudadanos quieren que ocurra algo, lo que no están seguro es que si ese algo resolverá los problemas. Los estudios de opinión coinciden que actualmente no hay ningún líder visible que pueda aglutinar la confianza de la mayoría de los venezolanos lo que obliga a los sectores políticos
a ser más incluyentes de actores de la sociedad civil. Los ciudadanos sin importar sus ideologías políticas y religiosas desean tener paz, diálogo, buenos gobiernos, calidad de vida, que su salario o dinero que ganen por su trabajo les alcance para alimentarse y cubrir sus necesidades básicas, a la par de contar con buenos servicios públicos, transporte, salud, educación, recreación, pasar la vida cerca de sus seres queridos, tener vivienda propia, vehículo, poder ir a un supermercado, farmacia, casa de repuestos, concesionarias de vehículos, agencias de viajes, y dependiendo de su poder adquisitivo lograr adquirir y elegir productos, marcas, precios. Basta de que el gobierno siga abusando de la tranquilidad de los venezolanos desesperados, y no presente indicios de mejoría, pues los desesperados pueden tomar acciones desesperadas en donde los resultados son desconocidos. Como lo dijo Willian Paul Young “Es tan fácil sumirse en el juego del “Si hubiera”, y practicarlo es un rápido y resbaloso tobogán a la desesperación”.
DC / S.H. Jesús Castillo Molleda / Profesor Universitario, Politólogo, Emprendedor,Locutor / jcastillo@fundacionzuliaproductivo.com.ve / @castillomolleda