Schemel y su Hinterlaces nacieron en buena lid. El trabajo de ambos se distinguió en las primeras de cambio en el plano de las encuestas. Después, tomaron el camino de la “escoba nueva” y, en ese afán, se constituyeron junto con Datanálisis, entre otras, en el dúo dinámico y confiable de las encuestadoras venezolanas. Mas, por la propia atracción política cuando los resultados son ciertos, se produce y se impulsa también, por arte de magia, el interés de los dirigentes electoreros por controlar tales factores y, por ello, están de un lado o del otro.
Pero lo inesperado de ver nos sucedió el domingo 7 de agosto, cuando en la edición de ese día del José Vicente Hoy, vimos al entrevistador del programa entrevistando al entrevistador Oscar Schemel. En efecto, nos causó preocupación e inquietud la capacidad de Schemel para responder sobre las múltiples facetas de los tramos de la vida partidista del país que, por cierto, antes trataba distinto; esta vez, no tuvo empacho ni dudas en asegurar, por ejemplo, que el referendo revocatorio no es posible para el año presente, desde luego, metiéndose en una pelea que no era suya. Dicho ésto por JVR, es aceptable y hasta esperado; pero comentado por Oscar que, hasta hace poco, era un buen manejador de la equidad, ese tono y lenguaje dirigido significan compromisos de alta política y no de negocios.
De suerte que observando la actuación polifacética de Schemel entre encuestador, portal televisivo, entrevistado, entrevistador, periodista y, en consecuencia, todo en un todo, vemos hechos y cálculo para convertirse en operador político integral para su cliente principal, y cubrir todas las instancias con la intención de no internar en lo oculto de la idea.
Distinto, Luis Vicente León, quien aún estando en simpatías con la oposición, su trabajo en Datanálisis no sale distorsionado porque sus directivos se empeñan en que eso sea así. De esa forma, distribuyen sus resultados finales y sus clientes pueden confiar en el producto de esos números. Por el otro lado, decimos que a Schemel, “se le paso la mano” porque, aun cuando ha querido mantenerse incoloro y objetivo como sujeto de opinión, no lo ha logrado y, por el contrario, luce parcializado; de suerte y manera que, en conclusión, no sirve a la salud pública de Hinterlaces, ni al entrevistador, ni al entrevistado porque la estrechez de libertad lo mueve a usar las medias verdades que, hemos repetido y estamos convencidos, son peores que las mentiras. Bolívar, para criticar las situaciones pícaras muy bien manejadas, anotaba: “el hombre inteligente sin probidad, es un azote”.
Por ello, nos atrevemos a insinuarle al Sr. Schemel, el profesional y periodista que hasta ayer mantenía la distancia de su empresa con los compromisos colaterales, que, en todo caso, es preferible y deseable que se declare agente del PSUV diciendo lo que siente, en vez de enseñar acomodos cuya consecuencia es la pérdida de la credibilidad.
En colorario, durante años y en meses anteriores, Oscar Schemel, inteligente, de voz modulada, ordenado y grato comentarista político en su función del orden nacional, produjo conceptos de amplitud y racionalidad que de mucho servían al colectivo del país. Hoy, lo vemos tan inclinado y parcializado que parece el mejor operador político del gobierno al punto de estar siendo incluido en las bancadas principales, dentro de las reuniones públicas del CNE.
DC / Luis Acosta / Artículista