El pasado 14 de julio se conmemoraron 80 años del momento que el politólogo y escritor venezolano Arturo Uslar Pietri en su editorial de primera página del Diario Ahora, de circulación solo en Caracas, lanzo su consigna “Sembrar el Petróleo”. Curiosamente esta fecha paso desapercibida bajo el mayor silencio que gobierno alguno haya mostrado en nuestros últimos 60 años de historia.
Quizás la causa de no traer del recuerdo aquel planteamiento del doctor Uslar Pietri es que a pesar de la retorica oficial de los gobiernos de Chávez y Maduro, hoy nuestro país como nunca está soportado en la renta petrolera como única vía de ingreso de divisas al país, 96 de cada 100 dólares recibidos por exportaciones, provienen de la venta del petróleo.
El país entero ha presenciado diecisiete años de un gobierno que se acostumbró durante buena parte de su mandato a administrar una renta petrolera “casi infinita” con un precio promedio por barril sobre los 100 dólares. Sin embargo, se ha visto desde mediados del año 2014 enfrentado a la caída de los precios más drástica vivida en los últimos 23 años viéndose imposibilitado de continuar importando por encima de los 8.000 millones de dólares en alimentos anualmente.
Lastimosamente hasta ahora, no habíamos aprendido la lección. Nuestra mayor pistolada, fue no haber entendido lo que significa “la siembra del petróleo”. Tristemente, un siglo después de explotación petrolera Venezuela registra ya tres años de caída de su producto interno bruto, y muestra la inflación más alta del mundo, particularmente en el rubro alimentos, con índices de escasez de estos productos de primera y obligatoria necesidad, que caracterizan una economía de guerra.
En todo el 2016, e igual se proyecta para inicios del año 2017, nos enfrentamos a un escenario de caída de los precios petroleros en el mercado internacional, en un momento en el cual, en nuestros campos agrícolas se ha visto caer de manera estrepitosa la producción, y sus agroindustrias reportan que poseen en promedio 60 % de su capacidad instalada paralizada.
Actualmente, luego de un proceso de destrucción irracional por parte del gobierno nacional de nuestro aparato agrícola y agroindustrial, particularmente ejecutado durante los últimos 10 años, el país tiene la necesidad de importar el 50 % del maíz blanco, 75 % del maíz amarillo, 50 % del arroz, 82 % del azúcar, 82 % del café, 90 % de las grasas, 90 % de la caraota, 95 % de la harina de soya, 60 % de la carne de vacuno y 60 % de la leche, que demanda nuestra población.
La posibilidad cierta de superar la crisis de nuestro sistema agroalimentario dependerá de la capacidad que tengamos como país para construir una nueva economía, una nueva sociedad, separada por completo de los enormes vicios generados en torno al rentismo edificado en base a la explotación del petróleo.
En lo personal, no considero a este mineral como el «excremento del diablo», o la «maldición» del pueblo venezolano, como muchos lo han definido. Sin duda, como país debemos asumir la responsabilidad histórica de las generaciones pasadas, y las actuales de no haber sabido invertir correctamente la riqueza generada a partir de su comercialización.
Sin embargo, no debamos resignarnos, no debemos permitirnos que la desesperanza y el pesimismo invada nuestra alma y nuestro espíritu. Nada ni nadie va arrebatarnos la voluntad y aspiración de conquistar esa Venezuela hermosa, productiva y capaz de darle bienestar y progreso a sus habitantes.
Vamos juntos como nación hacia un nuevo modelo político, social, económico y agrícola que partiendo de la inversión eficiente de su riqueza petrolera pueda garantizar el uso sostenible de sus recursos naturales para la producción de los alimentos de calidad y en cantidades suficientes para su pueblo, y generar a través de la exportación de aquellos rubros donde hemos demostrado ser competitivos, del ingreso de divisas a través de su comercialización en mercados externos.
Las nuevas generaciones de profesionales, de agricultores y ganaderos y de los empresarios del sector agroindustrial hemos ya aprendido de los viejos errores, ha llegado el momento de corregirlos. Seguro estamos que en el camino lograremos junto a la nueva clase política venezolana, que surgirá al superar la tragedia actual, construir una nueva Venezuela agrícola. Si se puede!.
DC / Ing. Agr. M. Sc. Werner Gutiérrez Ferrer / Ex Decano de la Facultad de Agronomía de LUZ / @WernerGutierrez