Una fantasía es una representación imaginaria de los deseos conscientes o inconscientes. Las fantasías nacen de la suma de nuestras vivencias y nuestra imaginación, y son un ejercicio mental personal que puede quedar exclusivamente en eso, o que bien se pueden intentar cumplir, como es el caso de las fantasías sexuales. Las hay de muchos tipos y se pueden cumplir de muchas formas diferentes. Algunas no van más allá de probar alguna postura nueva en la cama y otras, en cambio, son mucho más complejas y difíciles de alcanzar.
¿Quién tiene fantasías?
Todo el mundo tiene fantasías, a todas las edades, de manera consciente o inconsciente y de forma explícita o implícita. Las mujeres tienen tantas fantasías como los hombres, con la única diferencia de que ellos tienen menos pudor y suelen hablan de ellas con mucha más facilidad y naturalidad. Las fantasías son algo fascinante y completamente normal (de hecho significan una buena salud psíquica), y sirven para desconectar de los problemas cotidianos y para subsanar algunas imperfecciones de la vida real.
Las fantasías se encuentran en el límite entre el sueño y lo real, los impulsos y las prohibiciones, y, como una vía de escape, nos llevan al camino de la evasión. Además, las fantasías tienen un poder afrodisíaco. Psiquiatras y sexólogos están de acuerdo en definir dos tipos: las “creativas”, que tienen como objetivo enriquecer una relación sexual y despertar el deseo y las «anheladas», que hacen referencia a cosas que te gustaría que pasaran. También existen fantasías que pueden llegar a ser perturbadoras, como soñar con una violación, aunque éstas parecen crearse a partir de temores y miedos.
Otras de las más comunes hoy en día son aquellas de sumisión y dominación, que tan de moda se han puesto gracias a libros como Cincuenta Sombras de Grey.
Las fantasías más recurrentes
Las «fantasías eróticas» aparecen durante el día o durante el acto sexual y se forman en función de la personalidad de cada uno. Entre las más evocadas entre mujeres se encuentran la de hacer el amor en un lugar desértico y salvaje (una playa, un bosque…) o en público (un párking, un ascensor, el lugar de trabajo…). También son recurrentes las que se tienen con una persona concreta (un famoso, un desconocido, un compañero de trabajo o un amigo o con accesorios (con las manos atadas, con los ojos vendados, con comida, o con juguetes eróticos).
Algunos sueños eróticos están más enfocados a ciertas situaciones, como tener un affaire con otro hombre, mantener una relación con otra mujer, realizar sexo violento o masoquista o hacer un striptease delante de varios hombres, entre otras. Por su parte, las fantasías de los hombres están relacionadas principalmente con el acto sexual en sí (felaciones, exhibicionismo, cambio de pareja o un trío con dos mujeres) y además, se satisfacen con más frecuencia.
¿Y si las quiero hacer realidad?
Algunos especialistas opinan que las fantasías deben mantenerse en lo imaginario para estimular la líbido, ya que si se realizan se corre el riesgo de que pierdan su poder y causen decepción. Otros creen que se deben satisfacer con el objetivo de tratar algunas inhibiciones para paliar la falta de ganas y facilitar el camino al orgasmo. Tu instinto puede ayudarte a decidirte: eres tú la que tiene que decidir si te sientes realmente preparada para llevar a la práctica tus sueños eróticos.
Sin duda, la imaginación y la creatividad son muy importantes a la hora de crear (o recrear) una fantasía. Si te sientes preparada para dar rienda suelta a ellas, el cine erótico puede ser una gran fuente de sugerencias ¡Úsalas!
Con todo, si estás dispuesta a hacer realidad una fantasía debes tener en cuenta varias cosas: que tu chico u otra tercera persona no se haga daño, que no haya riesgos para la salud, que no se traspasen tus límites éticos o los de tu pareja… También es fundamental que entre vosotros exista mucha confianza, complicidad y convivencia sexual. ¿Sabes ya qué fantasía deberías probar?
DC|EF