Me sorprende cómo esta obra narrativa, devela la historia de un apacible paraje que guardó a través de los años, cuantiosos secretos sobre la vida y obra de faraones legendarios inhumados en dicho valle, teniendo una similitud extraordinaria tanto en el relieve geográfico de nuestra nación, como en los acontecimientos suscitados en la capital caraqueña desde la muerte de Hugo Chávez.
El objetivo no radica en comparar la figura del dictador con la de un monarca, aunque no dista mucho el contraste. La cantidad robada de las arcas nacionales por el exrey de Sabaneta, sus secuaces e hijos; produce nauseas a simple vista, debido a la dificultad de hallar la forma de leer cifras tan complejas del exorbitante hurto, sin que se junten toda esa cantidad de números en la inquietante mención.
Desde el siglo XVI comenzaron las excavaciones de ladrones y/o buscadores de tesoros en el antiguo Egipto similares a los que hacen vida en el actual gobierno, tratando de apoderarse de las riquezas de aquella llanura extraviada entre nubes y montañas, que en su silencio natural espera ansiosamente el pronunciamiento activo de sus pobladores en el resguardo de sus pertenencias.
La extraordinaria crónica, hace referencia a varios sarcófagos encontrados de diferentes faraones, reinas, príncipes, nobles y animales, en las cercanías de Luxor. Uno de los hallazgos más importantes es la célebre tumba de Tutankamón, el rey niño de la dinastía XVIII sepultado con tesoros de gran valía. Se considera el descubrimiento más importante de la arqueología del siglo XX, formando parte del conjunto denominado (Antigua Tebas), declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1979.
Cada una de las actividades ilícitas llevadas a cabo en nuestro país por ése grupo perteneciente al hoy virreinato, donde figuran varios hermanos como: Los Chávez, Rodríguez, Cabello, Chacón, Ramírez y Flores; sólo por mencionar algunos de ellos, son reseñadas por los medios nacionales e internacionales, catalogando algunas de sus tropelías como crímenes de lesa humanidad, donde todos son protagonistas del desfalco más grande realizado en la historia contemporánea de Venezuela.
Este oscurecido valle creció tanto, que ha ido cubriendo el extenso territorio de nuestra geografía, llevando la pérdida de valores como consigna de una ideología apestosa que necesita la pasividad de un pueblo, para darle continuidad a la malversación de altos funcionarios y oficiales activos de las fuerzas armadas.
El singular aporte en la causa independentista debe ir más allá de la perenne lucha a través de las redes sociales. Apenas comenzamos a entender que los cambios y exigencias “derechos irrestricto de ciudadanos” tienen un impacto mayor desde la calle, como hace mención el glorioso himno nacional en su última estrofa con “el ejemplo que Caracas dio”.
No debemos continuar con el indolente papel de espectadores mientras la infamia sigue haciendo de las suyas, como ocurrió en el vetusto Valle de los Reyes, donde sus pobladores cruzados de brazos permitieron por un tiempo la incursión de profanadores quienes hicieron fiesta con las riquezas procedentes de ésa región.
Para cambiar la historia debemos actuar de manera contundente, antes que la dictadura nos obligue a seguir llorando en el adormecido valle.
¡En la unión está la fuerza!
DC / Lcdo. Daniel Hernández Luengo / Coordinador de Patrimonio y Referencias Históricas del IMGRA / dahlpahg@gmail.com / @danielovtsky