La reforma de la ONU para convertirla en un organismo más democrático en el que los países no alineados, que representan dos tercios de su Asamblea General, tengan más poder de decisión centró este sábado los debates de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del movimiento.
Una reforma que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, -que recibió formalmente este sábado la presidencia de la organización por parte de Irán- defendió incluso como «refundación».
«Se ha hablado de reforma, nosotros preferimos hablar de refundación, de una nueva fundación del sistema de Naciones Unidas», afirmó Maduro al declarar inaugurada la XVII Cumbre del Movimiento de los No Alineados (MNOAL), la cuarta que tiene lugar en Latinoamérica tras las dos celebradas en Cuba y una en Colombia.
Entre los objetivos específicos de esa refundación, el mandatario venezolano citó la ampliación del Consejo de Seguridad, la democratización de los sistemas de dirección de gobierno de la ONU y la forma en que se maneja la toma de decisiones en el organismo internacional.
Buena parte de los 14 jefes de Estado y de Gobierno que asistieron a la cumbre y del resto de representantes del total de 104 países participantes insistieron también en la necesidad de reformar las Naciones Unidas, e instaron a aprovechar la fuerza que le confiere su tamaño al MnoalL para actuar conjuntamente en este sentido.
El presidente iraní, Hasan Rohani, dijo que los no alineados «requieren más que nunca hoy la solidaridad, la consolidación y la integración», ya que advirtió de que la reunión de Isla Margarita tiene lugar en un momento en la que «la paz del mundo entero está en riesgo».
Rohani afirmó que la «tendencia a la polarización militar actual está superando las carreras armamentísticas del pasado» con la «proliferación de guerras, disputas y la injerencia en los asuntos internos de las naciones por parte de los países que tienen poder y riqueza».
Achacó a «la grave irresponsabilidad de las grandes potencias» lo ocurrido en países como Siria, Irak o Libia, y aseguró que su país advirtió desde el principio a la Asamblea General de la ONU sobre el peligro del «terrorismo, el extremismo y la violencia».
Con todo, resaltó que el MNOAL «tiene una buena capacidad para hacer avanzar las ideas de diálogo, paz, seguridad y el principio de no intervencionismo» en el marco de Naciones Unidas.
También el presidente cubano, Raúl Castro, llamó a la unión del heterogéneo bloque de países como «única alternativa ante los enormes peligros y desafíos» que enfrenta, y recalcó que «no puede subestimarse» la «enorme fuerza de los no alineados cuando actúan «conjuntamente».
Castro remarcó que Cuba no renunciará a «uno solo de sus principios» en aras de normalizar su relación con EEUU, y subrayó que sin el levantamiento del bloqueo y la devolución del territorio de la base norteamericana de Guantánamo, esa normalización no será posible.
El ecuatoriano Rafael Correa instó, por su parte, a proponer en la ONU un instrumento de lucha contra los paraísos fiscales y la fuga de capitales, que consideró «la expresión extrema del capitalismo sin rostro», y resaltó que se trata de un combate que no puede llevarse a cabo «aisladamente».
La defensa de la causa palestina fue otra de las cuestiones que salió a relucir hoy en las intervenciones de casi todos los mandatarios.
El presidente palestino, Mahmud Abás, agradeció todas las expresiones de solidaridad, y denunció la «persistencia de la colonización israelí» en su país que, según dijo, ha dejado 6.000.000 de refugiados palestinos en casi siete decenios.
El boliviano Evo Morales criticó, por su parte, a Estados Unidos por mantener a su nación y a Venezuela en la lista de países que no cumplieron sus compromisos contra el tráfico y la producción de drogas en los últimos doce meses.
El salvadoreño Salvador Sánchez Cerén llamó a los no alineados a «emprender acciones prontas y concretas» ante desafíos como las amenazas a la paz y la seguridad, el cambio climático o la migración.
La cumbre de Margarita no consiguió congregar a la treintena de jefes de Estado y de Gobierno que acogió la cumbre de Teherán en 2012, aunque sí acudieron numerosos vicepresidentes y altos representantes de 104 de los 120 países del bloque.
Tampoco asistió, como sí lo hizo en la capital iraní, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien, sin embargo, envió un mensaje de vídeo a los reunidos en el que disculpó su ausencia por la preparación de la Asamblea General de la organización que empieza la próxima semana.
DC | EFE