Una fiesta que inició el sábado por la noche en un local de la calle principal del caserío Manzanita, municipio Simón Planas, terminó de forma trágica por la muerte de uno de los asistentes: Alexon Abraham Mendoza Matheus, de 19 años, asesinado por uno de los presentes que presuntamente descargó su furia originada por celos.
Algunos testigos del hecho relataron que el motivo que desencadenó el crimen fue que, supuestamente, una mujer estaba coqueteándole a Mendoza Matheus sin percatarse de que su novio la estaba observando. La ira, enseguida, se apoderó del supuesto novio y en lugar de reclamarle a la joven, atacó al muchacho con empujones. Como defensa Mendoza respondió y “le estampó un golpe en el rostro al atacante, pero penas se volteó recibió un disparo en la espalda”.
El proyectil, presumiblemente de un revolver, le salió cerca de la axila. Apresurados para que lo atendieran, un grupo de amigos lo llevó cargado hasta el ambulatorio tipo II de Manzanita, a unos 500 metros de distancia de donde lo hirieron.
Sus signos vitales eran débiles y el recinto estaba desprovisto de insumos. Por eso, la enfermera de turno recomendó trasladar al lesionado hasta Yaritagua para que recibiera atención médica acorde a la urgencia del caso.
En un carro propiedad de un habitante de Manzanita, porque tampoco cuentan con ambulancia, salieron con rumbo hacia Yaritagua con la esperanza de llegar a tiempo para que los especialistas pudieran salvar a Mendoza Matheus. Pero, no resistió. Unos quince minutos después, cuando atravesaban por el sector El Molino, se detuvieron sus latidos.
Al notarlo quienes lo auxiliaron decidieron regresar al pueblo para recostarlo en una camilla de la medicatura mientras se presentaba la comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc).
Antes de que el equipo forense y de detectives llegaran al lugar, lo hizo su madre, quien viajó desde Maracay, donde viven, junto con su esposo.
Incrédula de ver a su hijo envuelto en los tonos suaves de una sábana desahogaba en gritos y llanto su dolor. Se aferraba en un abrazo al cuerpo del segundo de sus tres hijos, sobre cuya piel tenía tatuado el amor por sus padres con un mensaje escrito con tinta negra que afirmaba en inglés: “Mi padre y mi madre son mi vida”.
Entre sus allegados el fallecido era conocido como “El Niño” y, pese a haber vivido en Maracay junto con sus padres, se instaló hace pocos años en Manzanita. Allí, vivía con un tío, dueño de una licorería situada en la misma calle donde ocurrió la aparente riña.
El supuesto homicida desapareció del pueblo, igual que su novia. Extraoficialmente, se conoció que el hombre señalado es de Barrio Unión, al norte de Barquisimeto.
De manos atadas
El ambulatorio de Manzanita dejó de ser útil para la comunidad desde el momento en que se quedó sin ambulancia, en mayo de 2015; sin insumos, en enero de este año y sin médico, hace un mes.
Allí, las tres enfermeras no pueden, siquiera, darle los primeros auxilios a un paciente como el de ayer que requería recibir suero intravenoso para reponerle la sangre perdida, según explicó la enfermera Yenny Palencia, pues carecen de insumos como yelcos, adhesivos, macrogoteros y soluciones necesarios para brindar atención primaria.
Encima, los pocos medicamentos que tienen no pueden administrarlos sin supervisión médica para evitar alguna complicación del enfermo.
Por estas limitaciones, en varias ocasiones los familiares de los pacientes, sobre todo, cuando son heridos graves, se comportan agresivos con el personal del ambulatorio. A veces, incluso, los amenazan de muerte si no los atienden.
Así pasó hace aproximadamente un año. En aquel entonces, atentaron contra una persona en un supuesto enfrentamiento entre bandas. Para recibir atención, la víctima requería ser trasladada por falta de insumos y quienes le acompañaban obligaron a la doctora y enfermera de guardia, apuntándolas aparentemente con armas de fuego, a subir al vehículo para que los acompañaran en el viaje.
DC|IMP