El 12 de febrero de 2014, cuando un grupo importante de líderes de la oposición democrática venezolana, encabezados por Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado plantearon la movilización popular y las protestas de calle para exigir la renuncia del Presidente, como instrumento de lucha cívica y pacífica, para promover una salida política y constitucional a la transición democrática en el País, hubo algunas voces del liderazgo unitario que se mostraron radicalmente opuestos a esa ruta, porque conforme a sus apreciaciones, la mejor manera de salir de este régimen, era adecuarnos al cronograma electoral, que conforme a la Constitución, debía cumplirse con las elecciones parlamentarias del pasado 6 de diciembre y subsiguientemente las de gobernadores un año después, o sea el venidero mes de diciembre. Esa posición fue adoptada por la mayoría de la mesa de la unidad y dos meses después el 10 de abril, se produjo un encuentro para él “diálogo” entre la representación opositora y el presidente Maduro, con igual cantidad de representantes oficialistas en Miraflores; los resultados de ese infructuoso debate es conocido por los venezolanos, que por supuesto presenciamos las posiciones encontradas, pero fundamentalmente, la actitud hostil, agresiva, descalificatoria y de ratificación de las políticas del gobierno, de parte de Maduro, Cabello, Istúriz, etc., etc., quienes reafirmaron que el modelo no podía ser cambiado, ni producirse rectificaciones, porque los resultados exitosos estaban a la vista, con la satisfacción plena de las necesidades de todos los venezolanos.
Dos años después, con el rotundo fracaso a cuestas, con la aplastante derrota recibida en el referido proceso comicial, que dotó al País de un parlamento mayoritariamente democrático y con la Nación convertida en un desastre gigantesco en materia económica, de seguridad, desabastecimiento, narcotráfico y corrupción; la respuesta del régimen ha sido peor que en 2014, más represión, más persecución, más corrupción, más abuso de poder y más intransigencia y de parte de los factores democráticos concentrados en la MUD, se ha retomado la misma política de búsqueda de una salida a esta desgracia, y basados en la carta fundamental, replanteamos la misma política obstruida en 2014, pero con los adjetivos constitucionales de pacífica, democrática, constitucional y electoral, por intermedio de la convocatoria de un Referéndum Revocatorio del Presidente de la República, planteamiento que ha hecho, que Maduro y los poderes públicos, en bloque con el CNE hayan constituido una especie de barrera infranqueable, que no sólo impide la tramitación oportuna del señalado proceso referendario, sino que están impidiendo a todo trance el acto comicial, que hoy por hoy, es el único mecanismo de consulta a la soberanía popular, que puede darle solución a la peor crisis política y social que haya vivido Venezuela en su historia republicana. El régimen de Maduro es forajido y de facto, está sustentado por las bayonetas, viola diaria y flagrantemente la Constitución y como si eso no fuera suficiente, algunas individualidades de la MUD, tropiezan con la misma piedra de 2014 y reinciden en el error, al prestarse para participar en reuniones soterradas, a escondidas del principal capital que tenemos los demócratas, que es el apoyo popular. La organización opositora (MUD) debe corregir de inmediato estos baches, retomar sus reuniones con todos los factores que la integran, recomponerse urgentemente para delinear estrategias en esta difícil coyuntura y transmitir transparencia de sus actos ante la opinión pública, para que esta siga acompañándonos, en el objetivo superior de salir de este régimen, porque “La mujer del cesar, no sólo debe ser honesta, sino parecerlo”.
“Quienes defienden el derecho a la vida de asesinos, avalan la pena de muerte de ciudadanos inocentes”
DC / Lic. Pedro Segundo Blanco / Ex parlamentario del estado Sucre /Apuntes / petersecond1@hotmail.com / @pedrosegundoABP