Los pistoleros que generaron terror, la noche del lunes 3 de octubre, en la clínica Falcón iban a asesinar a un hombre que estuvo implicado en delito. Orlando José Domínguez Mora, de 35 años, fue arrestado en el 2006 por extorsión, según la policía.
El lunes, dos hampones armados irrumpieron en el centro médico y derramaron sangre frente a médicos, enfermeros y pacientes. Los criminales subieron hasta el tercer piso donde estaba recluido Domínguez y le dispararon en varias oportunidades.
En el hecho también resultó herido el escolta, un supervisor agregado activo del Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia.
Al principio, trascendió que Orlando Domínguez era “comisionado” de la Policía Nacional Bolivariana, pues tenía una credencial de ese cuerpo de seguridad.
El general de brigada (GNB) Luis Morales Guerrero, director de la Región Occidental y Coordinador del Centro de Coordinación Policial Zulia de la PNB, aclaró que el herido no pertenecía a ese cuerpo de seguridad.
“Es un comerciante que estaba internado en esa clínica. La Policía Nacional Bolivariana se acercó hasta allá (en la calle Falcón) porque se recibió una información de que había un funcionario de ese cuerpo herido, pero al llegar se constató la situación”, aseguró el general, en rueda de prensa.
Domínguez recibió cuatro impactos de bala, uno en el abdomen, estómago, pierna izquierda e intercostal izquierdo, mientras que su escolta presentó un disparo en una de sus piernas, tras un intenso tiroteo que duró alrededor de cinco minutos.
Personal médico informó que luego de la balacera, Domínguez fue pasado a quirófano donde fue intervenido quirúrgicamente para extrarle las balas. Se encuentra fuera de peligro.
Según reseña el portal del Tribunal Supremo de Justicia, Orlando José Domínguez fue detenido en el 2006 luego de haber acosado y extorsionado a una familia para que le pagaran 30 mil bolívares fuertes a cambio de no atentar contra su vida.
Los detectives del Cicpc-Zulia investigan el caso. Analizan los videos captados por las cámaras de seguridad de la clínica para dar con el paradero de los sicarios. En las imagénes se logra ver los rostros de los criminales.
DC | Panorama