Las negociaciones por la paz con el Gobierno de Colombia son parte de los intentos del Ejercito de Liberación Nacional (ELN) para una salida negociada al conflicto que lleva más de 25 años, desde 1991, y desde entonces han sido sostenidos.
Así lo expresó Pablo Beltrán, miembro del comando central del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Por ello, celebró el inicio de la mesa pública de conversaciones con el Gobierno de Colombia, cuyo acto de instalación se realizará en Quito, Ecuador, este 27 de octubre, y comenzará a desarrollarse oficialmente el 3 de noviembre, en lo que representa un paso importante tras cuatro años de negociaciones entre las partes, expresó.
La meta para el ELN serí consolidar la paz estable y duradera en Colombia, con el fin del conflicto armado que data de hace 52 años, es un asunto de voluntad política, sostuvo. «Realmente este es un asunto de voluntad política. Si hay sectores políticos del establecimiento colombiano dispuestos a hacer la paz, pues claro que en nosotros, en las Farc, en la guerrilla, en el pueblo, va a tener un interlocutor. ¿Por qué no se ha podido antes? Por falta de voluntad política. Intentos no han faltado», mencionó Beltrán, en entrevista exclusiva a Telesur.
Beltrán señaló que en esas conversaciones —para lo cual el ELN exigió que se hagan en medio de un cese al fuego bilateral— el primer punto a evaluar es cómo comenzar a avanzar hacia el cese de esas acciones.
Participación ciudadana: el reto
El líder guerrillero indicó que otro de los puntos fundamentales en estas conversaciones es la participación ciudadana. «Es un gran reto que tenemos».
Mencionó que para ello hay que considerar que 63 % de los colombianos que fueron llamados a participar en el histórico plebiscito para aprobar el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (Farc-EP) no acudieron, quizás por «indiferencia, por apatía, por miedo».
Ese hecho, recalcó, hizo que sólo dos minorías se enfrentaran. «La idea es que un proceso de este tipo no puede ser un asunto de una minoría, ni de una mesa, ni de dos partes, mucho menos de una élite, sino que toda Colombia. Si hay algo que le concierne a los colombianos es la paz, es un derecho fundamental», y «si eso no le concierne a 63 % de los colombianos, estamos mal».
Por esa razón mencionó la importancia de movilizar al pueblo, porque si bien «en Colombia hay sectores organizados tanto en lo político como en lo social, y que es muy activo» no «recoge a la mayoría», por lo cual «hay que afianzar ese sector para movilizar la otra parte que no está movilizada».
Y, a partir de allí, se definirá el diseño de la participación, dijo, y mencionó que lo importante hoy es que tras el plebiscito se «desató un gran auge de movilizaciones. Mucha gente que no votó, la semana siguiente salió a manifestarse a favor de la paz, fue un campanazo de alerta y el Gobierno toma nota y vino dispuesto a que se abra la mesa y que el proceso se convierta en un oxígeno para el proceso de paz en Colombia».
Asimismo, indicó que en este punto también es importante incorporar a los desplazados por el conflicto, que supera los 7 millones de ciudadanos, y de las cuales dos tercios son mujeres. «El grueso de las víctimas son desplazados, y si un proceso como este no involucra a los más afectados pues tiene que estar muy cuestionado», insistió.
Los enemigos de la paz
Durante la entrevista, Beltrán señaló que en Colombia el principal promotor del conflicto es la derecha violenta, que se lucra de la guerra, y esos «reductos hay que neutralizarlos».
Mencionó que la mejor forma de lograrlo es erradicar la violencia como una forma de hacer política, táctica que —dijo— ha sido usada por esos sectores para mantenerse en el poder, aun cuando «esa derecha no es la que está colocando los muertos».
DC | AVN