Colombia concurrió a las urnas en una consulta sobre el tratado de paz, entre el Gobierno de Santos y las FARC. El órgano electoral preparó la jornada en 5 semanas y en pocas horas anuncio los resultados: 51% a favor del NO y 49% SI.
Esta jornada trascendental fue impulsada por el Presidente Santos, a favor del SI, el cual fue derrotado por un escaso margen de 62.000 votos y el NO liderado por Álvaro Uribe.
La vida de estas naciones hermanas hace ineludible plantear elementos para el debate sobre el conflicto colombiano; que ha sido muy doloroso, además de prolongado que surgió desde 1948 con el asesinato del líder Jorge Eliecer Gaitán; esta guerra derramó sangre de políticos, militares, guerrilleros, policías y civiles inocentes. Todos seres humanos que enlutaron a la familia neogranadina.
El tema es muy complejo, hay que hacer un esfuerzo por liberarlo de dogmas ideológicos, conveniencias políticas, intereses económicos y oportunismos. La guerra tiene sus vividores y aprovechadores.
Hay un conjunto de elementos que incidieron en los resultados, el “Efecto Venezuela” y la relación Maduro-Farc y Santos-Farc; son el espejo de la crisis de un modelo autoritario que marcó su influencia. Es evidente el exceso en las peticiones de la insurgencia que irritó a un pueblo cuyo dolor está latente y con fuertes signos de polarización que incrementó la desconfianza. Otro elemento fue la incorporación de la “ideología de género”, fuera de contexto en el tema central de la paz.
Ciertamente la iglesia evangélica, los sacerdotes católicos y las universidades católicas levantaron su voz y se le paso ese rolling entre las piernas a Santos y su equipo, que no valoraron en su justa dimensión el rol de los cristianos; el punto de haberse producido epístolas publicas muy fuertes contra el Papa Francisco desacatando su orientación.
La dirigencia del Gobierno no se percato de la profundidad cristiana en rebeldía y el peso electoral que podrían ejercer. El pueblo colombiano no voto contra la paz, voto contra las condiciones del acuerdo. Dijeron: ¡No! ¡Así no! Si algo tiene de interesante este proceso electoral son las reacciones frente a los resultados que asumieron los tres principales actores.
El presidente Santos asumiendo el revés con habilidad y serenidad convocando al dialogo, apoyado por su mayoría parlamentaria en el Congreso. Las Farc ratificando su cese al fuego y enarbolando su reto como movimiento político y Uribe administrando su triunfo con sabiduría, asumiendo el dialogo expresándole garantías a la insurgencia para evitar los males del pasado. El exterminio de 3500 dirigentes pacificados y varios candidatos presidenciales.
El dialogo ya se inició, el mundo vio el apretón de manos de Santos y Uribe, la democracia a favor de la paz sigue abriendo caminos. ¡Gano Colombia! Ojala la altísima enseñanza colombiana nos sirva a todos en Venezuela para entender que el juego es sin cartas marcadas y trapisondas.
DC / José Luis Pirela / Diputado AN por San Francisco– Zulia / Notas Progresistas / @joseluispirelar