En el municipio San Francisco, las jornadas de venta de productos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) son exclusivas de la Alcaldía de San Francisco, por lo que sosn sus funcionarios a través de los Consejos Locales de cada comunidad quienes deben organizar la venta de la bolsa y que esta llega a todas las familias de la entidad.
Estos premisas no se cumplen en el municipio sureño en el que se destaca el desorden y caos cada vez que organizan la venta de la bolsa de los CLAP en cada sector.
La Alcaldía de San Francisco inició el plan antes de que la Gobernación del Zulia. Pisó al frente con el decreto 199 y ahora va seguido con el decreto que establece obligación de venta priorizada de 50 por ciento de la producción de las empresas al Gobierno nacional.
Pero esto no es sinónimo de éxito cuando miles de familia pierden la esperanza de ver llegar esta bolsa, que no tiene ningún tipo de regularidad en su entrega y distribución y peor aún cuando cada bolsa es una verdadera cajita de sorpresas, pues los vecinos no saben que vendrá y menos el costo estimado, para organizar el bolsillo familiar y tratar de adquirir los productos de primera necesidad.
Algunas veces las bolsas traen alimento, pero otras sólo productos de higiene personal. En sectores donde no hay consejos comunales la bolsa no llega, pues son un «territorio en silencio» y al parecer la comunidad orgaizada no tienen derecho ni acceso a esta bolsa.
El dinero la gran limitante
La principal limitación de las familias es la falta de dinero para compra el suministro del CLAP. En el barrio Luis Aparicio y La Cuchilla abundan los casos de hogares pobres sin alimentación, sin fuentes de ingresos para acceder a la comida.
“Detrás de las Chiveras hay personas con más pobreza extrema. Hay una señora que trabaja arrastrando un carrito de compra para ganar algo de dinero en Los Cactus”, recuerda Rodmary Briñez, transeúnte del barrio Luis Aparicio, localidad donde hay sectores golpeados por la crisis y los CLAP no tienen consumidores por la incapacidad de pago.
“En San Francisco no sé qué pasa”, cuestiona Briñez. A su madre, habitante de la barriada hace dos meses, le llegó la jornada “incompleta”. “Solo tenía ocho rollos de papel higiénico y dos crema dental. Eso por 800 bolívares”. Fue el último suministro. La anterior venta dirigida por la Alcaldía ofreció: dos kilos de harina, uno de arroz y uno de pasta. “Ese es el famoso CLAP. Y no hay más nada”.
Briñez comparó con el municipio Santa Rita, donde vive. “Es diferente, la bolsa tenía pollo, leche, aceite, harina, arroz, azúcar y todo por siete mil bolívares. Allá las bolsa sí son con los consejos comunales”. En San Francisco si en una casa hay tres familias solo es una venta de productos. En el barrio Luis Aparicio “pasan hambre”, asegura Thais Reyes, vecina. Hasta los “perros se ven flaquitos”.
DC|LV