Un coche, unos cuantos euros y un lugar alejado, protegido por tus compañeros, donde poder dar rienda suelta a tus deseos más ocultos. Así es el ‘parking del amor’ de la Camorra, un lugar oculto y misterioso de Nápoles en el que los miembros más destacados de la mafia acuden para tener encuentros sexuales con prostitutas que, en el mejor de los casos, son esclavas sexuales obligadas a mantener relaciones en lugares realmente insalubres.
Han sido los periodistas de ‘Il Corriere del Mezzogiorno’ los que han conseguido infiltrarse en uno de los lugares más protegidos de Nápoles. Se trata de una zona extensa de terreno, en donde la entrada y salida de vehículos es constante, especialmente por la noche. Exteriormente, casi podría tratarse de una especie de ‘parking’, pues existen varias divisiones en la parcela del tamaño exacto de un coche… pero nada más lejos de la realidad.
Se tratan de una especie de ‘boxes’, todos ellos contiguos, cubiertos por tela tanto en los laterales como en uno de sus fondos. El otro, al aire libre, es por el que se accede desde una calle asfaltada, el mismo que sirve de vía de salida cuando acaba el servicio. Son un total de 18 cabinas, todas ellas contiguas, con el tamaño exacto para un coche, que será el escenario en el que se mantendrá la relación sexual.
Para poder acceder hasta la zona, es obligatorio atravesar una puerta, rodeada por una verja que delimita el perímetro. Dicha entrada se encuentra protegida por una pequeña caseta con unas sillas en su exterior, donde siempre hay gente haciendo guardia, y donde se puede leer en un letrero ‘Vigilancia’. Es fundamentalmente en el horario nocturno en el que más tránsito hay, y en el que se incrementa especialmente la protección del recinto.
El precio está fijado de antemano: cinco euros por dos horas, a los que sumar otros dos euros si se quiere ocupar uno de esos ‘boxes’ durante otros 60 minutos. En la mayoría de las ocasiones, el tiempo de ocupación es inferior al pagado, por lo que pronto otro miembro de la mafia napolitana ocupa el mismo lugar. En un continuo ir y venir de vehículos, las cuentas salen rápido: miles de euros por ‘ofrecer’ un lugar para la prostitución.
Es la prostituta la que se encarga de pagar el ‘alquiler’, una vez ha cobrado por los servicios prestados. Según ‘Il Corriere del Mezzogiorno’, se calcula que hay cerca de 1.000 esclavas sexuales en Nápoles, de las que cerca de 200 podrían ser menores de edad. Un infierno disfrazado de paraíso, en el que los más pobres se ven obligados a prostituirse en lugares que, hasta ahora, eran completamente desconocidos para la opinión pública.
DC|EC