Al menos 18 personas -10 militares y ocho civiles-, murieron este domingo a causa de la explosión de un coche bomba frente a un puesto de policía en la provincia de Hakkari, en el sureste de Turquía, anunció el primer ministro Binali Yildirim.
«El ataque fue perpetrado por un kamikaze que hizo estallar una camioneta con al menos cinco toneladas de explosivos», precisó Yildirim en una conferencia de prensa. Al menos otras 26 personas -10 militares y 16 civiles- resultaron heridas en este atentado, según un último balance brindado por la agencia de prensa oficial Anadolu.
El número de civiles muertos y heridos se explica por el hecho de que «la explosión ocurrió no lejos del lugar en el que varias personas esperaban un minibús», añadió Anadolu. La provincia de Hakkari está ubicada cerca de las fronteras turcas con Irak e Irán.
La responsabilidad en este atentado de la rebelión kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) es señalada en varios medios de comunicación turcos. «El ataque fue perpetrado por un kamikaze que hizo estallar una camioneta con al menos 5 toneladas de explosivos», precisó Yildirim durante su conferencia de prensa.
La potencia de la explosión y su onda expansiva fueron tales que provocaron en el lugar un cráter de entre 6 y 7 metros de profundidad y entre 10 y 15 de diámetro, según Anadolu. A causa de la violencia de las imágenes, el Consejo superior del audiovisual turco (RTÜK) prohibió a los medios difundir imágenes del lugar del ataque, así como de los muertos y heridos.
El viceprimer ministro Numan Kurtulmus denunció en su cuenta en Twitter un ataque «odioso cometido por terroristas contra soldados turcos». «Turquía nunca capitulará ante las organizaciones terroristas», añadió en un segundo mensaje en la red social.