La primera dama de EE.UU., Michelle Obama, ha demostrado en esta campaña que es brillante y eficaz como política, aunque casi a la fuerza, movida por la «pasión» ante lo que está en juego en las elecciones y por un empeño «personal» en evitar a toda costa una Presidencia del republicano Donald Trump.
El propio presidente Barack Obama aseguraba este lunes en un acto de recaudación de fondos en California que a su esposa «no le gusta demasiado la política» y «habría preferido una vida más tranquila» que la que ha llevado en sus casi ocho años en la Casa Blanca.
«Pero la pasión que ha demostrado en esta campaña demuestra el grado en que estas elecciones son diferentes. Parte de la razón por la que está involucrándose así es porque entiende, como yo, que algunos de los valores más fundamentales están en juego», explicaba Obama.
Para Michelle Obama esta campaña «es personal, como madre de dos hijas», no solo por los ataques de Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca, a las mujeres, sino también por otras situaciones en las que el magnate ha arremetido contra musulmanes y mexicanos o se ha burlado de un periodista discapacitado.
Así lo considera Myra Gutin, profesora de la Universidad Rider y experta en el papel de las primeras damas en EE.UU., al comentar a Efe que, además, Michelle Obama busca «preservar el legado de su marido» con una Presidencia de la demócrata Hillary Clinton, a quien «respeta».
Gutin cree que Michelle Obama sí se hubiera involucrado en la campaña aunque el rival de Clinton no fuera Trump, pero tal vez no con la misma intensidad.
En un discurso el pasado 13 de octubre desde Manchester (Nuevo Hampshire), considerado por muchos el mejor de la campaña por su autenticidad y pasión, Michelle Obama también dejó claro que sí, que lo suyo con Trump es personal.
Sobre la difusión de un video de 2005 en el que el magnate alardea de besar y tocar las partes íntimas de las mujeres sin su consentimiento, la primera dama confesó que no podía dejar de pensar en ello, en que un hombre candidato a la Presidencia del país se haya «jactado de agredir sexualmente a mujeres».
«Me ha estremecido hasta el fondo del alma de un modo que no podría haber predicho», afirmó en ese discurso.
Tras varios mítines en solitario como el que dio en Manchester, este jueves Michelle Obama hará campaña junto a Clinton por primera vez, a 12 días para las elecciones del 8 de noviembre.
El lugar elegido es Carolina del Norte, un estado que votó por Obama en 2008 pero donde el republicano Mitt Romney ganó en 2012, fundamentalmente por la baja participación de los ciudadanos negros.
Brian Fallon, portavoz de la campaña de Clinton, ha dicho que la primera dama es «una absoluta estrella de rock» y que «ha superado» la expectativas del equipo demócrata en cuanto a la cantidad de actos que ha hecho y está «dispuesta» a hacer.
«Ella es una de las personas más admiradas» del país y su mensaje a los votantes de que busquen para ejercer la Presidencia «a alguien a quien se puedan imaginar como un modelo a seguir» es una forma «realmente efectiva» de argumentar por qué Trump «es inaceptable», según Fallon.
La campaña de la candidata y la propia Clinton han hecho suya una de las frases favoritas de Michelle Obama para atacar a los republicanos y a Trump: «When they go low, we go high» («Cuando ellos caen bajo, nosotros vamos hacia arriba»).
Muchos especulan ya y hacen apuestas sobre una futura carrera política de Michelle Obama, aunque los que la conocen de verdad lo descartan.
David Axelrod, estratega de las dos campañas presidenciales de Barack Obama, declaraba la semana pasada en una entrevista radiofónica que le preguntan constantemente acerca de si cree que la primera dama competirá en algún momento por un cargo político.
«Apostaría todo lo que tengo contra esa posibilidad», comentó tajante Axelrod. La primera dama «va a estar muy feliz de recuperar su vida cuando todo esto termine», agregó.
Gutin también responde «absolutamente no» a la pregunta de Efe sobre si Michelle Obama buscará algún día un escaño en el Congreso o tal vez la Presidencia y la ve, por el contrario, «involucrada con su comunidad, como siempre ha estado».
EFE