«Agridulce» fue la palabra de la noche, empleada a menudo para describir la última cena de estado de Barack Obama como presidente de Estados Unidos.
«Dejamos lo mejor para el final», dijo el martes cuando recibió en la Casa Blanca al primer ministro italiano, Matteo Renzi, y a su esposa, Agnese Landini.
No bromeaba.
En la última gala todo fue grande o más grande aún, desde la personalidad del cocinero invitado (Mario Batali) que colaboró en el menú, hasta el tamaño de la gran carpa en el jardín sur, donde se celebró la velada, sin olvidar la lista de invitados de casi 400 personas.
El representante demócrata por Virginia Gerald Connolly dijo que era «un poco triste» que fuera la última cena de estado de Obama.
El estilista de Michelle Obama, Johnny Wright, también describió el momento como «agridulce», aunque seguía estando emocionado de haber sido invitado. La primera dama también invitó a su maquillador, Carl Ray; a su entrenador, Cornell McClellan, y a Meredith Kopp, que ayuda a la primera dama con su estuario.
Algunos intentaron llevar un toque desenfadado a la noche.
«Somos judíos, pero nos identificamos como italianos», bromeó Jerry Seinfeld. Tratando de explicar por qué los Obama podrían haber invitado al comediante y a su esposa, Jessica, Seinfeld dijo que la pareja viaja mucho a Italia «casi sólo salimos fuera para tomar comida italiana, pero eso es todo lo que se me ocurre».
Tras tropezar con las escaleras y después romper el forro de su vestido, la conocida cocinera Rachael Ray bromeó con que «sólo debería venir aquí en zapatillas de deporte». Ray ha participado en muchos actos con Michelle Obama para apoyar la iniciativa «Let’s Move» de la primera dama contra la obesidad infantil.
Obama ha celebrado una cena más grande que la del martes, un acto en 2014 para jefes de gobierno africanos que tuvo más de 400 invitados.
En la lista de asistentes del martes había un poco de todo: celebridades, legisladores, miembros del gobierno, personal de la Casa Blanca, un contingente mayor del habitual de periodistas y otros, y daba la sensación de que se hubiera diseñado como un último «gracias» a todos.
De hecho, se oyó a la señora Obama agradeciendo a sus invitados «por ocho años magníficos».
«Ésta ha sido en verdad una exitosa última cena de estado», dijo entre la cena y el espectáculo.
Entre los invitados italianos o de origen italiano estaba la líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demócrata por California y que es la italo-estadounidense de mayor rango en la política estadounidense. También acudieron el expiloto de carreras Mario Andretti, el diseñador de moda Giorgio Armani, el actor John Turturro, el gobernador de Nueva York Andrew Cuomo y el actor y director Roberto Benigni.
Una vez más, la primera dama deslumbró -literalmente- con su vestido de noche, un modelo en malla rosada dorada de la casa italiana Versace, indicó la Casa Blanca. Otras asistentes también optaron por diseñadores italianos como Valentino o Roberto Cavalli.
Batali ayudó al personal de cocina de la Casa Blanca a preparar la comida, y la cantante pop Gwen Stefani abrió el espectáculo tras la cena con su éxito «The Sweet Escape». Su novio, el astro del country Blake Shelton, miraba entre el público. Tras esa canción, la artista habló sobre su padre italo-estadounidense y dijo que todavía intentaba «averiguar cómo llegué aquí», refiriéndose a la cena.
En su brindis antes de la cena, Obama dijo que la democracia estadounidense ha sido bendecida con un toque de Italia. Señaló que el monumento a Lincoln y la cúpula del Capitolio son obra de italianos y alzó al vaso a la «duradera alianza» entre ambos países.
En su brindis, Renzi se refirió a un discurso que dio la primera dama la semana pasada en New Hampshire, en el que criticó al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, por presumir en un video de 2005 de una actitud sexualmente agresiva hacia las mujeres.
«Michelle, tus tomates son estupendos. Pero tras las últimas semanas, permíteme ser franco, tus discursos son mejores que tus tomates», dijo Renzi, que le dio las gracias como padre de una hija.
Batali, la chef ejecutiva Cristeta Comerford y la chef de pastelería Susie Morrison se inclinaron por un menú de ravioli de batata con mantequilla tostada y salvia, ensalada tibia de calabaza y un primer plato de rollos de ternera, un clásico italiano, servido con grelos. El postre fue una crostata de manzana verde, o tartaleta italiana, servida con helado italiano.
El menú se diseñó para resaltar platos italianos tradicionales que resultan familiares a los estadounidenses, y emplearon ingredientes del huerto de la señora Obama en la última cosecha de este mes, como las batatas y las hierbas.
Obama ha ofrecido 13 cenas de estado en sus ocho años en el gobierno, dos más que el presidente George W. Bush pero menos que otros predecesores recientes, según la Asociación Histórica de la Casa Blanca. El presidente Bill Clinton superó de lejos a sus dos sucesores con 28 cenas durante dos mandatos.
DC|MD