Al parecer el impacto formó un gigante cráter, conocido como Sputnik Planitia, que poco a poco se fue llenando con hielo de nitrógeno, metano, dióxido y agua proveniente de un océano subterráneo que hizo que Plutón se desplazara sobre su eje de rotación hasta 60 grados.
La gran pregunta que se hicieron los investigadores fue ¿de dónde puede salir tanto hielo como para mover un planeta entero? Según Francis Nimmo, de la Universidad de California en Santa Cruz, principal autor del estudio, “la forma más obvia es que hubiera una gran masa de agua bajo el hielo de Sputnik Planitia. En el núcleo rocoso del planeta hay suficiente radioactividad como para derretir una capa de hielo de unos 100 kilómetros de grosor”.
Nimmo asegura que Plutón está compuesto sobre todo por agua, pero también podría contener amoniaco, “que actúa como anticongelante”, por lo que, “probablemente” este océano sigue existiendo en la actualidad y tendría un volumen casi equivalente al de los océanos de la Tierra, siendo “potencialmente habitable”.
Pero demostrarlo no es tan sencillo. Para saber si verdaderamente hay vida en el océano subterráneo de Plutón, habría que enviar una misión orbital para “buscar excesos de masa en Sputnik Planitia o un radar que traspase la corteza de hielo”, que es de unos 150 kilómetros de grosor.
En julio del año pasado, y después de nueve años y medio viajando por el espacio, la sonda New Horizons llegó al planeta enano más alejado del Sol. Los científicos descubrieron que es rojizo y que tiene atmósfera. Pero ahora se aleja de Plutón y se adentra en el cinturón de Kuiper para continuar con su recorrido.
Agencias