Según Eduardo Galeno, “quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen.” Esa es la triste realidad que hoy vivimos los Venezolanos.
Vivimos momentos aciagos, de incertidumbre en lo político, en lo social y en lo económico. Con unos índices de inseguridad que nos acosan de manera aberrante, con una economía contraída a su máxima expresión y una inflación de las más grandes del mundo.
¿Es justo que el gobierno ponga todo su empeño en la construcción de un socialismo que nadie entiende? ¿O no sería más justo que Maduro y su gobierno pongan los pies sobre la tierra y se den cuenta que hay miles de venezolanos que el salario no les alcanza y que sufren de hambre?. Cuando no queremos reconocer, que tenemos a venezolanos con el estómago vacío hurgando en las bolsas de la basura para ver si encuentran que comer y no morir de inanición.
Da la impresión que para el gobierno nacional la solución al rechazo popular y al caos económico, político y social que sufre el pueblo de Venezuela producto de un modelo centralista, burocrático, corrupto y fracasado, es buscar la manera de aferrarse al poder pasando aún por encima del hambre y las necesidades de los pobres.
Así como es necesario e indispensable el diálogo para encontrar el camino constitucional y electoral hacia la paz del país, también es urgente y necesario el diálogo orientado de manera fundamental hacia la solución de los niveles de pobreza, miseria y desnutrición que sufre gran parte de la población venezolana a causa de la falta de alimentos y medicinas.
Todos sabemos que con los 400 bolívares que hoy cuesta un pan campesino, hace seis meses atrás se podían adquirir 6 panes, y con los 500 bolívares con los que hoy se compra una empanada, hace meses se podían comprar 10.
“La parte de la humanidad que no conoce el hambre, tiene en su poder la pobreza del mundo”.
DC / Freddy Paz / Diputado AN / @freddyspaz